La condena fue aplicada por María Mascheroni, jueza de la provincia de Santa Fe, a monseñor Edgardo Storni, cuyo abogado, Eduardo Jauchen, adelantó que apelará la sentencia, dijeron las fuentes.
Con esta condena, la magistrada resolvió la única causa abierta que pesaba sobre quien fuera arzobispo de Santa Fe, capital de la provincia homónima, y que comenzó ante la denuncia de un seminarista por un hecho de 1992.
El caso de Storni tomó repercusión en 2000, a partir de una denuncia publicada en el libro Nuestra Santa Madre, de la periodista Olga Wornat.