Según el portavoz del organismo iraní de la Energía Atómica, Ali Shirzadian, los trabajos preliminares se iniciaron a las 9.30 hora local (6.00 GMT) y el enriquecimiento propiamente dicho apenas cuatro horas después.
Desde Viena, el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) confirmó la presencia en Natanz, ubicada en el centro del país, de varios inspectores adscritos a su equipo de expertos.
“El enriquecimiento comenzó este martes en una nueva cascada de centrifugadoras, denominada S8, diferente a la línea de producción que se utiliza (habitualmente) para otros enriquecimientos en Natanz”, explicó, por su parte, el jefe negociador nuclear iraní, Ali Akbar Salehí.
El responsable iraní insistió, no obstante, en que se trata de una decisión reversible y que la puerta permanece abierta para un acuerdo de intercambio de combustible nuclear con las grandes potencias.
“El inicio del enriquecimiento no significa el final de la interacción y la negociación con el organismo de la ONU para alcanzar un acuerdo de intercambio”, aseguró.
“La República Islámica está lista para proseguir con la cooperación si la otra parte negociadora actúa con cordura y deja de perder el tiempo”, agregó Salehí, citado por la televisión estatal.
Sin embargo, parece ya tarde para países como EEUU, Francia o el Reino Unido, que se declaran “hastiados” de la altanera ambigüedad de la que ha hecho gala el régimen iraní os últimos meses.
El lunes, apenas 24 horas después de que el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, revelara que había dado la orden de comenzar el enriquecimiento, Washington y París instaron a imponer “enérgicas” sanciones económicas y políticas.
Los responsables de Defensa de ambos gobiernos, el norteamericano Robert Gates, y el francés, Hervé Morin, expresaron su frustración porque “Irán lo ha rechazado todo”.
Por ello, ambas naciones preparan ya un documento para su discusión en el Consejo de Seguridad y eventual aprobación, que podría tener lugar a finales del próximo mes de marzo.