Los acuíferos se han convertido en el recurso "históricamente olvidado" en la gestión de los recursos hídricos, ya que se utilizan "solo cuando no hay agua en embalses" y los investigadores piden "conocerlos, mejorar las redes de observación y combinar su uso con el agua superficial".
Así lo ha afirmado Claus Reimer Kohfahl (Neumünster, Alemania, 1965), investigador del grupo de Hidrogeología Ambiental y Cambio Global del Instituto Geológico y Minero de España, perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
En una entrevista a EFE, ha subrayado que los acuíferos “tienen que jugar otro papel” porque presentan "ventajas con respecto a las aguas superficiales".
Claus Reimer Kohfahl, un alemán de origen que llegó a Andalucía gracias a una beca Erasmus, ha incidido en las ventajas que las aguas subterráneas tienen frente a las superficiales, ya que "la escorrentía es mucho más lenta" y tarda más en llegar el agua al océano.
Otra de las ventajas que el investigador ha recalcado es que los acuíferos actúan como "un sistema de filtración natural, eliminan casi el 99 % de los patógenos" y que el agua "no se evapora", al contrario de lo que ocurre en los embalses y aguas superficiales.
La cantidad de agua que permanece bajo tierra, "en general, dependiendo de cada lugar" es "casi 200 veces" mayor en acuíferos que en la superficie, pero "eso no significa que su uso sea la solución en todas las ocasiones".
En zonas de alta montaña "es mejor gestionar el agua con embalses", como ocurre en Sierra Nevada, y hay algunos acuíferos que no pueden ser utilizados por la baja calidad geógena que tienen una alta concentración de yeso y salinidad, como ocurre en Guadix.
SOBREEXPLOTACIÓN
A pesar de ser un recurso más abundante que el agua superficial, también está amenazado por la sobreexplotación, acusada por la proliferación de los pozos ilegales y las extracciones masivas en tiempos de sequía.
Es el caso de Doñana, donde algunos acuíferos, ha avisado el investigador, están bajando su nivel "9 o 10 metros" como es el caso de la laguna Santa Olalla, que terminó por secarse por completo a finales de agosto.
Para controlar esta situación, ha subrayado Kohfahl, hace falta "una buena red de observación y tener previsiones climáticas para los próximos 20 o 30 años" y ha pedido a las administraciones que "hagan caso" a la comunidad científica en las previsiones que hagan.
"Si las administraciones no hacen caso a las recomendaciones de los científicos, las futuras generaciones van a tener problemas", ha avisado.
Así ha ocurrido con la ley de regadíos de Doñana, pendiente de tramitar en el Parlamento andaluz, una ley que el investigador alemán ha calificado de "absurda viendo la situación en Doñana".
"Esta ley deja además un mensaje de que los pozos ilegales pueden ser legalizados al cabo del tiempo", ha señalado.
En este sentido, el hidrogeólogo del CSIC ha pedido que se cree "un órgano donde estén presentes todas las administraciones" para abordar desde un punto de vista colaborativo la situación del agua en Doñana.
REGADÍOS
Gran parte de los recursos hídricos subterráneos van a parar al regadío, según se recoge en el Plan Nacional de Regadíos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimenación, donde se indica que el 42,60 % del agua subterránea va a parar a este tipo de terrenos agrícolas.
Y es precisamente la agricultura una de los responsables de otro de los problemas de los acuíferos: la calidad del agua.
El científico alemán ha avisado de que "hay un problema enorme con los nitratos" procedentes del uso abusivo de fertilizantes en "zonas de protección" y ha pedido que "se dosifiquen cantidades y concentraciones" para evitar la contaminación del agua de los acuíferos que impediría su uso doméstico.
CAMBIO EN EL ECOSISTEMA ANDALUZ
La situación del humedal de Doñana crítica por la sobreexplotación y la sequía, depende directamente de los acuíferos, ya que las lagunas "no se rellenan por lluvias, sino por la subida y bajada de los niveles" de las aguas subterráneas.
"Si el nivel de las lagunas baja un metro, se queda seca", ha apuntado Kohfahl.
La fauna y la flora se ven directamente afectadas por esta situación, ya que las aves que emigran desde África al norte de Europa paran necesariamente en Doñana buscando lagunas permanentes.
"Los humedales y las zonas de alta montaña son los ecosistemas más amenazados por el cambio climático", ha señalado el investigador, que ha manifestado que el motivo es la previsión de aumento de temperatura en España de entre 3,5 y 6,5 grados hasta final de siglo.
Claus Reimer Kohfahl forma parte de un grupo de investigación del CSIC que utiliza lisímetros en Doñana para conocer el impacto del cambio climático en la recarga de aguas subterráneas.
"Hay que integrar a los acuíferos en la gestión del agua porque tienen un potencial enorme que está desaprovechado", ha zanjado el investigador.