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Galicia

José Miñones, el farmacéutico que llegó al Ministerio de Sanidad “paso a paso”

Miñones, al igual que su padre, es licenciado en Farmacia por la Universidad de Santiago de Compostela y obtuvo el doctorado en la misma especialidad

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  • El delegado del Gobierno en Galicia, José Miñones. -

Nacido en Santiago de Compostela, en 1972, José Miñones, el nuevo titular de Sanidad, llega al Ministerio fiel a su lema “paso a paso”, después de haberse bregado en la política municipal como alcalde de Ames (A Coruña) y, posteriormente, desarrollar un perfil en el terreno autonómico como delegado del Gobierno en Galicia.

Miñones, al igual que su padre, es licenciado en Farmacia por la Universidad de Santiago de Compostela y obtuvo el doctorado en la misma especialidad con Premio extraordinario en el año 2001.



También ha sido investigador del programa autonómico 'Parga Pondal' de 2005 a 2011 y profesor en el Departamento de Química y Física con docencia en la Facultad de Farmacia de la USC.

En el terreno político, inició su andadura en el Ayuntamiento de Ames (A Coruña) cuando Carlos Fernández lo incluyó en sus listas como independiente en las elecciones del 2007, aunque no entró en el gobierno hasta el 2009, como concejal de Educación.

Fue ya en las elecciones municipales de 2015 cuando lideró la candidatura del PSdeG en Ames y fue investido alcalde, donde presidió un gobierno tripartito, en el que se curtió en el diálogo y la negociación con las formaciones diferentes.

Tras seis años como regidor en el Ayuntamiento con la media de edad más joven de toda Galicia, en marzo de 2021 fue nombrado delegado del Gobierno.

Desde la delegación del Gobierno se propuso dar respuesta a los retos de Galicia con "diálogo, consenso, lealtad institucional y tranquilidad" y centrarse en los problemas municipales en el territorio para hacer una política cercana a la gente.

Precisamente Miñones, miembro de la Ejecutivo del PSOE gallego, es un fiel defensor de las políticas del Gobierno de Pedro Sánchez a quien, además de una coincidencia ideológica, le une una estrecha amistad.

De hecho, el nuevo ministro de Sanidad fue uno de los principales respaldos de Sánchez en Galicia e incluso de los pocos que se implicó en las primarias en favor de Sánchez y contra Susana Díaz.

Desde ese momento, los dos dirigentes siempre han mantenido contacto directo y personal.

El salto a Madrid de Miñones no coge a nadie por sorpresa ya que lleva siendo un rumor continuo desde hace meses en los que se comentaba que preparaba su marcha a la capital estatal puesto que es el lugar en el que actualmente reside tanto su mujer, también farmacéutica, como su hija, que estudia allí, mientras que su hijo está pendiente de finalizar sus estudios en Galicia.

En su etapa al frente de la Delegación del Gobierno, Miñones ha mantenido un perfil dialogante y discreto, siempre aderezado con el punto de color que le dan los calcetines de dibujos y colores que siempre calza para combinar y alegrar los trajes sobrios que usa a diario.

En la agenda oficial de Miñones en la delegación del Gobierno estaban previstos dos actos en la provincia de Pontevedra, Poio y Redondela, pero a los que finalmente ha suspendido su asistencia.

El farmacéutico asume la cartera de Sanidad en un momento de enorme convulsión en el sector, sobre todo en la atención primaria, que ha ido encadenando huelgas por toda España ante el hartazgo de su situación, que ni la inyección de 1.000 millones en los Presupuestos de este año ni la creación de nuevas plazas universitarias de Medicina ni tampoco de la Formación Sanitaria Especializada (FSE) parecen suficientes para mejorarla.

Además de lidiar con la precariedad de nuestros médicos, Miñones tiene por delante otro reto sobre el que hay unanimidad: el de apostar y fortalecer definitivamente la salud pública ante las nuevas amenazas que, al margen de la covid-19, ya están aquí, materializando medidas reales más allá de la anunciada creación de una agencia estatal y una red de vigilancia.

Por ver está también si dará el impulso definitivo al endurecimiento de la ley antitabaco, cuyo borrador espera hace meses en un cajón esperando su aprobación, o si durante su mandato se regulará definitivamente el uso medicinal del cannabis, que tenía que estar listo a finales del año pasado por mandato del Congreso pero acumula ya tres meses de retraso. 

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