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Desde la Bahía

Diciembre, un mes diferente

Los españoles marchando sobre el hielo lograron salir de aquel montículo y sorprender al ejército enemigo al que derrotaron

Los puentes vacacionales son el asueto del descanso laboral. A la palabra descanso le ha ocurrido lo mismo que a nuestra Constitución, que tiene formas de interpretación, diferentes, según las individualidades que la utilizan. Los parlamentos han abierto sus puertas al ciudadano para que observen, en estos días,  el lugar y los asientos que se utilizan para el reparto de improperios, insultos, degradaciones y medias verdades, muy alejadas de lo que debía ser lugar de pensamiento, reflexiones y resolución de problemas, mediante deliberaciones totalmente faltas de parcialidad. Se recuerda y se luce ante los individuos el texto constitucional, como dama en su día de puesta de largo, pero tras ello se vuelve al pantalón americano, con los rotos precisos para indicar que la vestimenta es vulnerable. Con solo cuarenta y cinco años la Constitución comienza a ser tratada como una “anciana centenaria” que gusta de presentar en las primeras páginas de prensa o telediarios, pero todos somos conscientes que sus expresiones ya no tienen espacio en la convulsa actualidad. Hemos celebrado en este “puente”" la efeméride constitucional para pronto, como en los homenajes a los jubilados, después de saturarla de elogios, darle patada y puerta. Las minorías gobernantes “ultra progresistas” quieren sustituirla por sus dictados partidistas e interesados, que amenazan claramente a la estructura de la nación.

Era el siete de diciembre de 1585. Guerra de los 80 años en Flandes. En el montículo de Empel, en plena isla de Bommel, la Infantería Española estaba sitiada. El almirante Hohenlohe Neuenstein, a su propuesta de capitulación de los hispanos, recibió como respuesta “los infantes españoles prefieren la muerte a la deshonra”.  El almirante abrió los diques de los ríos inundando el campamento enemigo - español -, que quedó recluido al escaso montículo de Empel. Todo estaba perdido. Un soldado excavando trinchera encontró una imagen de la Virgen, una tabla flamenca que reflejaba la Inmaculada Concepción de María. Se improvisó un altar y se rezó ante él  durante toda la noche. En la mañana del ocho de diciembre las aguas del río Mosa por la acción de un viento totalmente inusual en la zona y un intenso frío se congelaron. Los españoles marchando sobre el hielo lograron salir de aquel montículo y sorprender al ejército enemigo al que derrotaron. El vencido almirante dejo decir esta frase “tal parece que Dios es español, al obrar tan grande milagro”. Y así fue considerado, como un milagro de la Virgen Inmaculada, un Dogma de Fe, promulgado en 1854. España celebra esta efeméride de la Inmaculada como patrona y protectora desde 1664 y nuestra Infantería desde 1892 por Real Orden de Doña María Cristina de Habsburgo-Lorena. La disgregación y el pensamiento laico en aquellos momentos, no tenían espacio.

Avanza este bullicioso mes de diciembre. Su festividad mayor entra en el prólogo que dice que son “fiestas navideñas” y la natividad es el nacimiento del Niño-Dios. La contienda “voltaica”, de luz artificial, que los municipios han establecido hace más alusión a la jarana, que a una finalidad de exaltación religiosa y quizás a un deseo oculto de cambiar el argumento original de las mismas. El “árbol” ha crecido y el pesebre se ha relegado. La masa vibra el “día del encendido”. Los belenistas ponen su grano de creencia tradicional y el Teatro Cómico de nuestra ciudad, ascendido últimamente a Real, abre sus puertas sin movilizar sus ventanas para que el viento del pregón no intente escaparse a una libertad ansiada. Sus paredes serán testigos de besos, abrazos y entrelazamientos de manos, de una efusividad emocionante y estarán todos, sociedad civil, núcleo cultural, mandos de todo tipo y el municipio. Serán aplaudidas las estrofas y los ripios - que los hay - forzados versos disfrazados de poeta y la prosa dejará sin calificativos - por agotamiento de sus recursos - a la gramática castellana. Se pregonará, como siempre ocurre, aquello que está perdiendo credibilidad o que su calidad comienza a no considerarse. La verdad no necesita pregonarse o calificarse, sino que aparecerá siempre como el poema que persuade, desnuda rítmica y libre. La alameda de los sentimientos del creyente es el mejor espacio para contagiar con su aroma el aire que la alegre fiesta requiere. La liturgia recordatoria de la efeméride del nacimiento de Jesús está en los templos, donde se renueva de modo incruento toda la vida de Cristo.

¡Ay diciembre, diciembre!, con tus noches oscuras alternantes con otras estrelladas, con tu “noche buena” y tu “noche vieja”, con tu efeméride constitucional y tu Inmaculada Concepción, gustas tanto, se es tan feliz compartiendo la vida con aquellos que solo ves por estas fechas, familiares, amigos, conocidos, que su gozo es comparable con el que se siente al pasear - con la mano echada sobre su hombro - con la amada, por la húmeda arena de nuestras playas al atardecer, cuando el sol se sonroja. Eres además mes de suerte y premio. Mereces una humanidad más sincera, sin cinismos, sin resentimientos, odios o deseos de ciego enfrentamiento o fragmentación. Arréglalo tú, que eres un mes de sabia solidaridad y que tiene, sin necesidad de pregonar, los argumentos políticos y religiosos que bien estructurados puede llevarnos a la concordia y a la esperanza de una vida superior.

 

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