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Miles de entregados a la 'Pottermanía' paralizan el centro de Londres

El centro de Londres se cerró este jueves a los paseantes para acoger el estreno mundial de la última película de la saga fantástica de Harry Potter.

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El centro de Londres se cerró este jueves a los paseantes para acoger el estreno mundial de la última película de la saga fantástica de Harry Potter, al que acudieron unos 8.000 incondicionales del mago más famoso del globo.

Con pancartas, chubasqueros y muchas emociones, los devotos de la franquicia más taquillera del mundo, que hasta ahora ha recaudado más de 6.300 millones de dólares, celebraron por todo lo alto el final de una era, la que marca su última cinta, "Harry Potter And The Deathly Hallows: Part II".

De todas las edades y procedencias pero con el denominador común de su embrujo por las peripecias del hechicero de gafas y el universo Hogwarts, una riada humana soportó estoicamente horas de espera bajo la lluvia en Trafalgar Square para vivir en directo el esperado estreno mundial, cuando ya las precipitaciones habían cesado.

Diez años después, la total paralización de las calles más turísticas de la capital británica corroboró que el vendaval Potter sigue igual de arrollador y rentable.

En este despliegue, los que se hacían con una pulsera "mágica" se ganaban un acceso más próximo al reparto del filme, que se estrenará simultáneamente en todo el mundo el próximo día 15.

En esta ocasión la fiebre por el mago juvenil desató una alfombra roja de casi kilómetro y medio -la mayor del mundo, según la BBC- para cubrir Trafalgar Square, atravesar la National Gallery y conducir a las estrellas hasta Leicester Square, actualmente de obras y lugar de proyección de la cinta.

Desfilaron Robbie Coltrane (Rubeus Hagrid en la cinta), Tom Felton (Draco Malfoy) o Julie Walters (Molly Weasley) pero los chillidos más sonoros fueron para Emma Watson (la sabionda Hermione) y su protagonista Daniel Radcliffe.

El mago más famoso y querido del planeta nació en 1997 del ingenio ilimitado de la autora británica JK Rowling, hoy vestida de verde para el estreno, y la artífice de siete exitosas novelas publicadas entre ese año y 2007, traducidas a 65 idiomas, de las que se han vendido 350 millones de copias en 200 países.

Para echar un vistazo a los actores algunos no dudaron en acampar desde el lunes y garantizarse su hueco en el jaleo de tiendas de campaña esparcidas en pleno centro de Londres.

Cientos de ellos echaron mano de paraguas para protegerse de la intensa lluvia, mientras pululaban alrededor de un enorme escenario que se había instalado junto con una pantalla en el centro de Trafalgar Square, mientras que otros, muchos ataviados con las capas negras de Hogwarts, se refugiaban donde podían.

Desde la isla española de Tenerife llegó una familia formada por una madre y sus dos hijos: Coco, Lulu y Jaime, de diez años, y rendido admirador de Potter.

Los canarios expresaron a Efe su decepción al no haber podido llegar hasta la alfombra roja: "Estaba todo bien sellado, bien vallado y no se podía llegar al montaje", lamentó la madre, quien encontró que toda esta parafernalia había sido "un poco exclusiva".

"Harry Potter And The Deathly Hallows: Part II", basada en un libro que llegó a los lectores en el 2007 y que se proyectará en 3D y 2D, pone la guinda a una sucesión de cintas que han ido alternando diferentes directores desde Chris Columbus, Alfonso Cuarón, Mike Newell y el actual David Yates, que quiso darle un giro más adulto y oscuro.

La histeria colectiva alrededor de este personaje ya casi ni sorprende. En 2001, cuatro años después de que llegar a los lectores "Harry Potter and the Sorcerer's Stone", las peripecias del mago fueron trasladadas por primera vez al celuloide e hicieron una caja de 974 millones de dólares.

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