Acercarse estos días a Expoliva puede resultar barato o caro, según se mire, como todo en la vida. A modo de guía de servicios sepa el visitante que el primer gasto que deberá hacer será el del desplazamiento. Si decide utilizar su propio coche encontrará dificultades para aparcar en las inmediaciones, estos días fuertemente custodiadas por la Policía Local. El aparcamiento habilitado por la organización cuesta tres euros. Más barato resultará desplazarse en autobús (línea 13), ya que por sólo 0’95, accederá el visitante al recinto y no tendrá problemas de estacionamiento. La carrera media de un taxi desde el centro de la ciudad puede salir por unos cinco euros, pero después hay que regresar.
Acceder al recinto cuesta seis euros y una vez dentro podrá aplacar el hambre como desee, ya sea con un pequeño aperitivo o comiendo en alguno de los dos restaurantes. Este año la oferta hostelera, gestionada toda por Casa Herminia, consta de dos bares, uno en el interior y otro en el exterior, y dos restaurantes, “Los Cristales’, en la zona alta del recinto y “Casa Herminia”, en el Palacio de Congresos.
Los precios no son excesivamente caros. Una cerveza en los dos bares cuesta 1’50 y va acompañada de su tapa. El refresco es algo más caro, dos euros, también acompañado de tapa. El café con leche cuesta 1’30 euros y las raciones van desde los seis euros hasta los doce. Los restaurantes mantienen la carta habitual y por unos veinte euros se pueden comer tres platos con postre y bebida. En la elección y el gusto del comensal estará la diferencia entre una comida cara y otra más barata. Pero como quiera que en la feria trabajan alrededor de mil personas, las hostelería jienense se acerca a ofrecer sus ofertas al recinto. Ayer, algunos restaurantes de la ciudad repartían publicidad de menús “Expoliva” por 19’95 euros. Algunos empleados optan por acercase a los hoteles y descansar y otros prefieren ir al centro comercial cercano.
En cualquier caso, la visita a la Expoliva difícilmente bajará de unos 20 euros, siempre y cuando, además del desplazamiento, decida tomarse un respiro mientras visita los 30.000 metros cuadrados de la feria. Otra opción, si desea acompañar su pequeño descanso con un cigarrito en el exterior, es sacar un refresco o una bolsa de patatas fritas y otros frutos secos en las máquinas que se han instalado en el patio trasero de la entrada principal. Eso sí, apenas ahorrará el visitante cincuenta céntimos. Y por último, ya que está allí no olvide tentar a la suerte comprando algún décimo de lotería o de la ONCE, que son muchos los vendedores que acuden a tratar de alegrar la estancia a los visitantes.
