“Ningún acto de violencia está justificado”, afirma la familia del vecino de Lazkao en el arranque de una nota remitida ayer a Efe, mientras el protagonista de los hechos se refugia en un lugar desconocido tras haber abandonado el pueblo por los carteles amenazantes que al día siguiente aparecieron en sus calles.
Los allegados hacen constar el arrepentimiento del agresor –“el arrepentimiento de Emilio tras atacar el local de Lazkao fue inmediato”, dicen en el documento– y procuran dejar patente su absoluto respeto por la justicia.
“Emilio y el resto de miembros de esta familia siempre hemos respetado la justicia como el único medio válido para la resolución de los conflictos y el castigo de los culpables en el marco del Estado de Derecho”, subrayan en la nota.
De forma paralela a la repercusión pública del incidente, se han multiplicado en internet las muestras de respaldo a Gutiérrez, justificando que hubiera destrozado la herriko taberna porque una bomba de ETA contra la Casa del Pueblo de Lazkao había dañado su casa recién reformada.
Incluso se ha creado una cuenta a través de una página web para que las personas que quieran puedan ayudarle económicamente, una iniciativa que sin embargo no ha sido autorizada por el afectado. “Ni Emilio ni el resto de la familia hemos autorizado iniciativa alguna de recogida de firmas de apoyo, ayuda económica o cualquier otro tipo de actuación”, señalan en el comunicado.
Aunque admiten que ellos no pueden impedir que cualquier ciudadano utilice libremente los medios electrónicos para apoyarles, la familia Gutiérrez remarca que no está en su “ánimo o interés actual” impulsar campaña alguna en torno a estos hechos.
Así, aseguran agradecer “profundamente” las muestras de apoyo de “aquellos que han entendido la prolongada situación que provocó la acción de Emilio”.
Su escrito va dirigido además a los medios de comunicación, por cuyo interés se muestran igualmente agradecidos, con el fin de anunciar que ni él ni sus allegados van a hacer declaraciones.
Así, piden a los periodistas que “entiendan y se hagan cargo de la situación por la que atraviesa la familia” y les ruegan que se abstengan de intentar ponerse en contacto con ellos.