Con ello la Reserva Federal (FED) pretende reducir los tipos de interés a largo plazo, que son los que determinan el costo de los préstamos hipotecarios, de consumo y de las empresas.
El banco central de EEUU sopesaba la compra de bonos gubernamentales desde hace cuatro meses, pero el anuncio tomó por sorpresa a Wall Street, donde la Bolsa se disparó al alza y su índice ganó más de un 2% de forma inmediata.
Al mismo tiempo, el dólar cayó más de un 2% frente al euro, porque la FED pagará por las nuevas compras con la impresión de más billetes verdes, lo que diluye su valor.
Tras una reunión de dos días para analizar la economía, el banco central estadounidense mantuvo sin cambios los tipos de interés entre el 0 y el 0,25%, donde se encuentran desde diciembre. Esta ha sido una decisión pronosticada por los analistas y esperada en los mercados.
Los analistas prevén que los tipos de interés se mantengan en ese nivel bajo por lo menos durante todo este año.
La mayor novedad anunciada tras la reunión de la FED fue la adquisición de las letras del Tesoro por un valor máximo de 300.000 millones de dólares en los próximos seis meses, con el objetivo de “ayudar a mejorar las condiciones en los mercados de crédito privado”.
Esa intervención reducirá el costo de todo tipo de préstamos, pues los intereses de los bonos públicos a largo plazo se usan como referencia en Estados Unidos.
Inmediatamente tras el anuncio, la rentabilidad de la letra a 10 años cayó en 0,47 puntos porcentuales, hasta el 2,54%, ante la perspectiva de la entrada de la FED en el mercado.