Su característico aspecto físico y marcada gestualidad hacen de Donald Trump un blanco fácil para parodias y son una garantía de éxito para los vendedores de disfraces, que en esta temporada de Halloween esperan agotar sus existencias de rubios tupés y expresivas máscaras.
Con gesto iracundo, escéptico o irónico, entre una amplia variedad, las máscaras y caretas con la imagen del candidato republicano a la Casa Blanca no van a faltar en esta tradicional festividad estadounidense, que se celebrará el próximo día 31.
En lo que se refiere a servir de modelo para disfraces de Halloween Trump le gana a su rival demócrata, Hillary Clinton, a la inversa de lo que indican las encuestas sobre la intención de voto en las elecciones del 8 de noviembre.
Según una encuesta publicada por el diario Usa Today a comienzos de semana, un 32 % de los que se pondrán máscaras por Halloween elegirán a Trump y un 16 % a Clinton.
Fred Haijar, responsable de la empresa Costume Agent, dijo a Efe que la demanda de productos sobre Trump es "alta" y que han vendido un 50 % más que Hillary Clinton y el presidente Barack Obama, que llegó a la Casa Blanca en 2008 rodeado de una gran popularidad.
La empresa Rubie's Costume, uno de los principales fabricantes de disfraces para la "Noche de brujas", ha aumentado la producción de artículos relativos a Trump ante el interés suscitado entre los estadounidenses por convertirse por unas horas en el polémico empresario y candidato.
Para aquellos que buscan algo no muy arriesgado para celebrar Halloween están a la venta desde la gorra que ha lucido Trump durante la campaña con el mensaje "Make America Great Again" ("Hagamos a EE.UU. grande de nuevo"), así como la corbata roja y el alfiler con la bandera de EE.UU. que siempre luce en su chaqueta.
Tampoco podía faltar el llamativo peinado de Trump, con un tupé de color casi platino que muchos dudan de que no sea una peluca, de mejor calidad, eso sí, que las que se venden para disfrazarse del magnate neoyorquino, incluida una especial para perros a 10,95 dólares.
Pero las opciones van más allá y también hay a la venta un disfraz de cuerpo entero que simula una pared con el mensaje "México lo pagará", en referencia a la propuesta del magnate de levantar un muro en la frontera sur del país si llega a la Casa Blanca.
Cada año hay un elemento o personaje que protagoniza esta festividad pagana, traída a EE.UU. por inmigrantes irlandeses en el siglo XIX y que se usaba entonces como forma de enfrentarse a los miedos de la imaginación de una forma menos dañina, aunque en la actualidad es más una oportunidad de diversión.
En este caso, Trump se presenta como favorito para ganar esta disputa gracias a su expresividad y poderosa imagen pública, con las que tantos detractores y simpatizantes ha cosechado.
Sin embargo, en la tienda de disfraces de Miami La Casa de los Trucos, que presume de haber adivinado quién ganaba las elecciones presidenciales desde 1980 en función de cuál de las máscaras de los candidatos se vendía más, apuntan a que el 8 noviembre ganará Clinton.
Jorge Torres, gerente de la tienda, explicó a Efe que desde que se realiza el proceso de nominaciones en ambos partidos hace a diario un recuento de las ventas de material de los dos candidatos en el que Clinton lleva una amplia ventaja sobre Trump, del que le piden sobre todo las máscaras y pelucas.
Muchas de las calabazas que decoran estos días las casas estadounidenses se han convertido en parodias del rostro de Trump y el color anaranjado de su piel, producto probablemente del uso de bronceadores artificiales o de rayos uva.
Las denominadas "trumpinks", juego de palabras entre el nombre del candidato y el de calabaza en inglés (pumpkin), aparecen en las redes sociales culminadas con el famoso peinado del magnate realizado ya sea con hilos de lana, paja o el propio relleno del fruto.
Otro de los elementos tradicionales de esta festividad son las instalaciones y decoraciones que los estadounidenses crean semanas antes de Halloween frente a sus viviendas, y en muchos casos ahí tampoco falta Trump.
Como ejemplo, en una vivienda de West Hartford, en Connecticut, en el norte del país, apostaron este año por algo rompedor que se alejase de sus siempre llamativas instalaciones: el "muro de Trump".
Por ello, el propietario de la casa, Matt Warshauer, un profesor de historia política en la Central Connecticut State University, levantó frente a la vivienda un muro de más de un metro de alto, donde están apostados varios militares armados y Trump sobre una torre de vigilancia.
Mientras, al otro lado de la "frontera", se puede ver a calaveras vestidas con prendas típicamente mexicanas y la candidata demócrata, Hillary Clinton, subida en un burro.