Los padres sin plaza han denunciado que más de una veintena de los alumnos que han obtenido plaza han aportado un domicilio falso. “En Chiclana nos conocemos todos y hemos contabilizado más de 20 niños matriculados en Infantil de 3 años a los que, según su domicilio real, no les correspondería ese colegio. Lo que ocurre es que están empadronados en un chalé de la playa o en un apartamento de un familiar”, explica un portavoz de los padres, que prefiere mantenerse en el anonimato.
Según expone esta misma persona, ante las sospechas “más que fundadas” de fraudes, varios de estos tutores presentaron el correspondiente recurso ante la Delegación Provincial de Educación, aunque todos han sido resueltos de manera desfavorable. “Nos contestan que han pedido los certificados del padrón de estos niños y que están bien. Eso ya lo sabemos, lo que pedimos es que se verifique si realmente viven donde están empadronados. Podrían, por ejemplo, comparar el domicilio del padrón con el de la declaración de la renta, que probablemente en estos casos no coincida y tendrían que dar muchas explicaciones”, señala este padre.
La respuesta de Educación no ha contentado a los padres, al menos no a todos, pues una quincena de ellos han decidido tomar nuevas medidas para llegar hasta el fondo del asunto. Lo primero que harán será recurrir a los tribunales. En efecto, presentarán un recurso contencioso a la decisión de Educación. En él, además, solicitarán medidas cautelares para que sus hijos puedan estudiar en el colegio mientras que se resuelve el recurso, una medida idéntica a la que han emprendido cuatro padres del colegio San Felipe Neri en Cádiz.
Pero éste no será su único frente de batalla. Los progenitores se plantean también contratar a un detective privado para conseguir documentos con los que “destapar” los supuestos empadronamientos falsos. “Ya que las administraciones no son capaces de actuar con sus propios medios, tendremos que hacerlo nosotros”, apunta el portavoz de los padres.
Aunque son conscientes de que su lucha no es fácil, esperan obtener algún fruto, si no a corto, a largo plazo. “Tenemos que conseguir que echen a estos alumnos si no para este curso, para el que viene. Si se quedan en este colegio tampoco podremos matricular a nuestros hijos allí el próximo año, porque todas las plazas seguirán ocupadas”.
Actualmente los alumnos que no consiguieron plaza en La Barrosa están repartidos por varios colegios de la ciudad, teniendo que soportar, algunos, largos desplazamientos. “No hay derecho que viviendo cerca del colegio La Barrosa tenga que llevar a mi hijo hasta Al Andalus”, critica uno de los padres afectados por los presuntos empadronamientos falsos.