Málaga supera los niveles de contaminación por partículas en suspensión recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). En la ciudad las emisiones medias anuales de las partículas en suspensión más pequeñas (PM 2,5) superan el valor fijado por la OMS, según datos de 2018 de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).
Así, el informe realizado por la OCU en colaboración con Datadista desvela que en Málaga la media de emisiones al año es de 11 µg/m³ (concentraciones de ozono en microgramos por metro cúbico). Un punto por encima del valor fijado por la Organización de la Salud, 10 µg/m³.
Además, la única estación de medición malagueña superó en algún momento los 25 µg/m³ diarios, otro límite de emisiones que establece la OMS.
En cuanto a las emisiones de partículas en suspensión más grandes (PM 10), los datos también son negativos. Málaga rebasó el límite establecido, alcanzando los 24µg/m³.
Peligro de la contaminación
Del mismo modo, desde OCU han alertado de los peligros de las partículas en suspensión, asegurando que irritan e inflaman las vías respiratorias. Además, el estudio añade que agravan el asma y elevan el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y cáncer de pulmón.
Respecto a ello, han añadido que un reciente estudio publicado en el European Heart Journal afirma que la contaminación del aire duplica la estimación actual sobre el número de muertes prematuras producidas cada año, hasta alcanzar los 660.000 fallecidos solo en la Unión Europea.
Además, han informado que los entre los principales responsables de estas patologías están las particular pequeñas, para las cuales “no existe un umbral seguro”. Por ello, han recordado que se recomienda “al menos rebajar los límites permitidos la Unión Europea para ajustarlos a los fijados en las directrices de la OMS”, matizando que “en el caso de partículas en suspensión habría que reducirlos a la mitad”.
Asimismo, han concluido que los límites fijados por la UE, 40 µg/m³ en las partículas en suspensión más grandes y 25 µg/m³ para las pequeñas, “no son seguros”.
En cuanto a las fuentes de emisión, varían mucho según la ciudad: puertos y aeropuertos, calderas de carbón y gasóleo, industria cercana, cementera, el polvo sahariano. Pero la principal sigue correspondiendo a los vehículos diésel, sobre todo de los modelos más antiguos, han comunicado.
OCU pide los ayuntamiento sel desarrollo urgente de protocolos de actuación con límites vinculados a las directrices de la OMS, más exigentes que las de la UE. Además, insta al Gobierno a que obligue a establecer zonas de bajas emisiones, tal y como contempla el anteproyecto de Ley de Cambio Climático. “Hoy por hoy solo existen dos zonas: una en Barcelona y otra en Madrid”, han señalado.
Por último, han propuesto que todas las medidas deberían contemplar la restricción del acceso y el aparcamiento a los vehículos más contaminantes, acciones de refuerzo del transporte público , así como la reducción de la velocidad en la ciudad. También, reducir el impacto de otros emisores, han incidido, como las calderas de carbón y gasóleo de las comunidades de vecinos, las derivadas de los puertos y aeropuertos o las generadas por la industria cercana.