Los cuatro acusados de torturar y matar a J. R. F., un hombre de 78 años, en una finca de El Campillo (Huelva) de la que era guardés, en septiembre del 2016, le ocasionaron hasta cuarenta lesiones en distintas partes del cuerpo lo que le causó una muerte dolorosa.
Así lo han precisado hoy en el juicio que contra estas personas se celebra con jurado popular en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Huelva, los forenses que le practicaron la autopsia al cadáver, el cual cuando fue hallado sólo vestía camisa y calzoncillos, ambas prendas mojadas por salmuera.
Han señalado que el cuerpo presentaba "muchas manchas de sangre y heridas diseminadas por todo el cuerpo, aunque principalmente en la cara -un total de trece- y en la espalda, sobre todo en el lado izquierdo que era todo un hematoma".
Han comentado que todas las heridas presentaban la misma data y han puntualizado que "ninguna de las lesiones eran mortales por sí mismas, pero su unión fue lo que provocó el shock traumático e hipovolémico que le causó la muerte; fallece por la concatenación de golpes que recibió, ya que tampoco había ninguna causa orgánica preexistente que le pudiera haber provocado la muerte", han precisado.
En la sesión de hoy también han declarado algunos de los agentes de la Guardia Civil que participaron en la investigación, los cuales han indicado que al principio había varias líneas abiertas que se fueron cerrando en torno a los acusados, a los que han calificado de delincuentes habituales en la zona, en base a varios indicios.
Uno de ellos era "el runrún existente en el mundo delincuencial" pues "a varias personas les habían reconocido que habían sido ellos"; a ello se suma una imagen captada por las cámaras de seguridad del hospital de Riotinto (Huelva), en el que aparecen estos y el menor que ya fue condenado por estos hechos y la declaración de la novia de D.L.O.P. uno de ellos a la que los agentes le dieron total credibilidad por los detalles que aportaba de lo sucedido.
En cuanto a dicha declaración han destacado aspectos como que ella les indicó que su novio le había comentado que el guardés tenía en la finca 4.000 euros; además precisó que estaba con él la noche de los hechos, que vio cómo se marchaba con los otros cuatro por la noche y que de regreso, por la mañana, comentaban lo que había pasado con la víctima en la finca.
Según narró esta a los agentes contaban la agresión y el robo "como algo grande"; incluso semanas después en el móvil de los acusados se halló un vídeo en el que bromeaban con que venía la Guardia Civil a por ellos, en el que uno de los hijos del fallecido pudo identificar la televisión y el tabaco que robaron a su padre.
El juicio está a expensas de las conclusiones e informes de las partes, tras lo cual, el jurado se reunirá para deliberar y emitir el veredicto.