La Audiencia Provincial de Almería ha condenado a penas que suman cinco años y cinco meses de prisión a un hombre que retuvo contra su voluntad en su domicilio durante ocho días a su ex compañera sentimental, a quien convenció para que fuera a su casa "a cuidarlo porque estaba enfermo" pese a que tenía orden de alejamiento en vigor por malos tratos.
Una vez allí, le propinó palizas que ocasionaron a la víctima la "pérdida de piezas dentales" y la ató "con cuerdas a un sofá", dejándola "inmovilizada y diciéndole que no podía salir, manteniéndola en dicha situación y vigilada constantemente". La mujer pudo liberarse cuando él salió con ella a la calle para "acompañarla" a que hablase con su abogado sobre el juicio por violencia contra la mujer que tenían pendiente.
A.P.J., de 64 años y vecino de la capital, reconoció los hechos en el acto de juicio y aceptó las penas que interesó en el acto de juicio la fiscal, que modificó su acusación provisional en la que pedía una condena de 11 años para tener en cuenta que, cuando actuó de esta manera, presentaba un cuadro de "deterioro cognitivo crónico, progresivo e invalidante", y, por tanto, aplicar la eximente incompleta de trastorno psíquico.
El tribunal de la Sección Tercera condena al acusado en su sentencia, dictada de conformidad, como autor de un delito continuado de quebrantamiento de condena, dos de lesiones y un delito de detención ilegal, y le impone, al margen de las penas privativas de libertad, la prohibición de aproximarse o comunicarse con su ex compañera por un periodo de nueve años y el pago de una indemnización de 6.000 euros.
Según recoge el fallo, al que tuvo acceso Europa Press, A.P.J., en prisión provisional, llamó por teléfono a la víctima el 28 de febrero de 2014 pese a que tenía una orden de alejamiento en vigor desde agosto de 2013, y logró convencerla para que fuera a su casa a cuidarlo porque estaba enfermo. Ella accedió y se quedó por propia voluntad hasta el 3 de marzo.
Ese día, el acusado inició una discusión "a causa de la comida que ella le había preparado" y en el transcurso de esta, "comenzó a lanzarle puñetazos y patadas por todo el cuerpo, llegando a cogerla del cuello y tirarla por el suelo a la vez que la insultaba".
A continuación, A.P.J. cogió por la fuerza a su ex compañera y "la ató con unas cuerdas al sofá, dejándola de este modo, inmovilizada, y diciéndole que no podía salir de la casa, manteniéndola en dicha situación --ahonda-- hasta que el 11 de marzo, que salió con ella a la calle a fin de que esta hablara con su abogado sobre el juicio que tenían por malos tratos".
El tribunal remarca que, durante "todos esos días", el acusado la mantuvo vigilada "constantemente sin salir del domicilio a fin de conseguir su ánimo de privarla de deambulación" y que, en mitad del encierro, volvió a darle un brutal paliza.
En concreto, relata que el 5 de marzo, al observar que la víctima "estaba intentado coger el teléfono móvil" mientras él "estaba descansando", comenzó de nuevo a "darle puñetazos y patadas por el cuerpo" y que, "cogiéndola del cuello, la lanzó contra el suelo, golpeándose esta los dientes contra la losa". A continuación, llamó a la familia de ella "diciéndole que no la molestaran".
Las agresiones ocasionaron a la mujer numerosos hematomas y la rotura parcial de dos piezas dentarias, por lo que precisó asistencia médica y tratamiento odontológico pese a lo que le ha quedado como secuela un perjuicio estético moderado. Tardó en curar 20 días, de los que siete estuvo incapacitada.