El presidente de Bolivia, Evo Morales, comenzó ayer a perfilar con su Gobierno el plan para aplicar la nueva Constitución, mientras sus bases amenazaron con movilizaciones contra la oposición si bloquea el desarrollo de la ley fundamental. 

El mandatario convocó a su gabinete de ministros en pleno y a varios funcionarios de alto nivel para una reunión que a puerta cerrada se celebra en las afueras de La Paz con el objetivo de definir la ruta del Gobierno para poner en vigor la Carta Magna. 

Con un 71% del escrutinio oficial del referendo del domingo, el texto constitucional sumó un respaldo del 59,2% (1.479.218 de votos) frente a un rechazo del 40,7% (1,017,342), según datos de la Corte Nacional Electoral. 

Estos resultados parciales coinciden con los anunciados por los medios de comunicación con encuestas a pie de urna y que fueron usados por Morales para proclamar el triunfo del texto constitucional con el que pretende refundar su país. 

El mandatario abrió la reunión con un discurso en el que ratificó que sólo dialogará con la oposición para discutir la aplicación del texto de 411 artículos, con lo que descartó cambios al contenido. 

“Hemos escuchado de algunos opositores que quieren un pacto. El resultado y la aprobación de la nueva Constitución ya es un pacto y, si quieren otro pacto, lo haremos para aplicar la Constitución Política del Estado, no para revisar, ni para modificar”, sostuvo. 

Morales remarcó que el nuevo documento permitirá “descolonizar” Bolivia.