Lleva un tiempo ya Susana Díaz empeñada en hacer ver que Andalucía es el cemento de la unidad de España, hablando del 4D, del 28F y de la transición andaluza como si todo el sentido de la misma fuera el de la construcción de nuestro Estado. Esta semana he leído a Javier Aroca en un artículo sobre esta misma materia, y no puedo más que suscribir cada una de sus palabras. Para nuestra Presidenta, parece que el 4D los cientos de miles de andaluces y andaluzas que ocuparon las calles se lanzaron a proclamar España, España y España. Y nada más lejos de la realidad, frente al acuerdo de todos por dar un status diferencial a los de siempre, los andaluces reclamaron Andalucía, Andalucía y Andalucía.
Es curioso como los nuevos hacen lo mismo que hacen los viejos. Los viejos partidos siempre han venido a nuestra tierra a por los más de sesenta diputados que sientan en la Carrera de San Jerónimo, y una vez allí sentados siempre han olvidado su compromiso con sus electores. Ahora hemos visto como el mismo Pablo Iglesias en plena campaña y en pleno 4D en Cádiz y en Málaga proclamaba la realidad nacional de Andalucía, pero que cosas, ya con diputados andaluces en el Congreso, y en la primera comparecencia tras verse con el Presidente en funciones, reclama reconocimiento para territorios históricos olvidando a Andalucía. La organización de los diputados de Podemos en el Congreso ya es una declaración de intenciones, cuatro grupos, uno para los catalanes, otro para los valencianos, otro para los gallegos, con portavoces propios y capacidad de trabajo por si mismos y para sus territorios en el Congreso.
Y una vez más, las pretensiones personales de quién dirige la Junta por encima de los intereses de una tierra lastrada por la falta de recursos y de estímulos para acabar con el paro, y con la pobreza que sufren miles de familias.
Algo se mueve en Andalucía, no se puede dejar en manos de quienes no creen en ella, ni en su autogobierno, ni en la capacidad de los que aquí vivimos de salir adelante sin tutelas. Algo debe plasmarse como una alternativa propia para que Andalucía cuente y rompa una vez más, el papel de comparsa que siempre se le quiere asignar.