Denuncia que los pocos vehículos adaptados con los que cuentan no tienen aire acondicionado y siempre están averiados
Las pedanías vuelven a estar en el punto de mira de las denuncias de los colectivos. Después de que el SIP vaticinara hace unos días que algunas de ellas se quedarán sin policías locales tras el nuevo sistema que impondrá el Ayuntamiento, ahora es la Asociación de Personas con Discapacidad Física, Adifi, la que ha alertado de la discriminación que están sufriendo las personas mayores y con problemas de movilidad a la hora de llegar desde estas zonas rurales al casco urbano de Jerez. Para la presidenta de este foro, Carmen Menacho, el principal responsable de esta situación es el Ayuntamiento, “porque ha consentido que Adifi retroceda a la prehistoria otorgando la concesión de estos autobuses a Linesur”.
Según critica, desde que dicha empresa asumiera este servicio todo son problemas para este colectivo, que ha visto como en verano sus dificultades para beneficiarse del transporte público se han multiplicado. En concreto, Menacho asegura que ninguno de los tres autobuses que tiene operativos la flota con plataforma baja cuentan con aire acondicionado y “la mayoría del tiempo están averiados”, denuncia.
“A mí este verano me han llamado usuarios llorando desde las pedanías porque no se podían montar en el autobús al no estar adaptados y no podían desplazarse hasta Jerez”, afirma indignada Menacho, que tiene claro que en los tiempos que corren no puede permitirse que el resto de pasajeros y el chófer tengan que mediar en este problema, encargándose ellos mismos de que las personas con movilidad reducida puedan coger un transporte público.
una ciudad dividida en dos Pero la problemática que denuncia Adifi también es extensible a los autobuses del casco urbano, especialmente desde que a comienzos de año el Gobierno local llevó a cabo una remodelación del recorrido de este servicio público. Desde entonces, según Adifi, hay más trasbordos que nunca en una ciudad que desde entonces “está dividida en dos”.
Lo peor de todo es que a la par que crecen los conflictos para tomar un autobús, se estancan las adaptaciones en sus accesos para el colectivo de minusválidos y mayores. “En vez de ir a mejor cada día tenemos más complicaciones, dado que además de contar con pocos autobuses con rampas para poder subir con silla de ruedas, el problema está en que estas no se reparan cuando se averían con lo que estas personas se encuentran tiradas en la calle, que es lo que está ocurriendo este verano”, critica.