El roscón marca el fin de fiestas

Con los regalos del 6 de enero, las Navidades dirán adiós. Para despedirlas, es tradición merendar con el roscón de Reyes, uno de los dulces típicos de estas fiestas. Algunos no han podido esperar y, “desde antes de Navidad ya están preguntando por él”, tal y como comentan en la céntrica pastelería El Dioni. Los hay incluso que, “antojadizos”, no resisten y ya han comido más de un trozo del típico dulce que, desde hace varios días llenan las vitrinas de pastelerías, reposterías y supermercados de toda la ciudad.

El roscón ha superado la homogeneidad de otros años para tener un carácter más “al gusto del consumidor”. En El Dioni, por ejemplo, “aparte de la receta tradicional, mezclamos dos capas de sabores distintas, entre las que no falta la nata”. También “nos han pedido alguna vez que lo hagamos rellenos de merengue e, incluso, de sidra”. En la Tartería Las Alemanas, en cambio, “la crema y la trufa son ingredientes habituales en nuestros roscones”. También venden el clásico, relleno de nata.

Encargos
En cuanto a la venta, el encargo parece ser la fórmula más seguida. El dulce del roscón es perecedero, “se pone duro pasado apenas un día”, apunta una repostera, por lo que aconsejan consumirlo en las horas posteriores a la compra.

Otra cuestión importante en este sentido es la elaboración. En los establecimientos consultados, los roscones son hechos por ellos, algo que hace necesario que sean encargados para que cuenten con una previsión a la hora de cocinarlos. No suele hacer falta ser especialmente previsor, en la Tartería Las Alemanas, por ejemplo, “de un día para otro se puede tener el pedido”. De todos modos, los clientes parecen no dejarlo para el último momento y acuden a las pastelerías con mínimo un par de días de antelación.

Los precios varían en función de los ingredientes y el peso de la pieza. En el Dioni los hay desde los 14 euros a los 35. En Las Alemanas, en cambio, hay un precio único, 15,50 euros por roscón. Que lleve dentro un muñeco de un rey mago, un haba o algún obsequio más de este tipo, algo esencial del roscón, no suele modificar el precio. Eso sí, afecta a quien le toque, sobre todo el haba, que implica tener que comprarlo en 2011.