No solemos tener paciencia y a veces nuestra naturaleza fogosa, impetuosa y dinámica, nos hace ser impacientes, nos precipitamos y nos lleva a tomar decisiones demasiadas rápidas. Entre ayudas y amenazas, tendremos un golpe de suerte, y superaremos un problema que parecía tener difícil solución.
Es conveniente mostrarnos tranquilos y pacientes, sabiendo esperar el momento oportuno para conseguir los objetivos que nos habíamos propuesto.. No debemos aplazar el abordaje de lo que se nos presenta, y hemos de mostrarnos audaces y positivos.
Aunque nuestros enemigos intenten traicionarnos y atacarnos por la espalda,con nuestra intuición y habilidad lograremos que nos anticipemos y desviar los ataques. Un golpe de suerte o fortuna hará que recobremos de nuevo el ánimo.
A veces la impaciencia nos provoca frustración, y no porque las cosas nos vayan a salir mal, sino porque vamos demasiado deprisa y tendremos más probabilidades de fracasar que de obtener el éxito. Hay cosas que nos pasan y nos causan un gran dolor y hacen que nos fiemos menos de los demás.
Las influencias positivas parecen traernos suerte y nos ayuda a que podamos hacer realidad sueños e ilusiones. Cuando nos creemos que nos enfrentamos solo a los problemas y circunstancias difíciles, vamos a darnos cuenta que no es así, y hallaremos muchos más apoyos de los que imaginamos.
Un golpe de suerte evita que suframos un engaño, y caminamos de un lugar a otro, despejándonos las incógnitas que genera nuestro triunfo y desplomes que anuncian nuestro fracaso, situaciones en las que estaremos relajados y otras en las que nos sentiremos tensos.
Hay medios que no nos sirven y obsesiones que nos paralizan, ficciones que parecen realidades y viceversa. Entre alabanzas y reproches, las matemáticas demuestran que todos los problemas tienen solución. Escribir es un largo camino de descubrimiento.
Entre moderaciones y radicalismos, prisioneros y liberados, tiempos de seguridad e incertidumbre, fantasmas que creen dar miedo pero no dan susto a nadie. Abrimos la puerta de la fortuna y vamos resolviendo las ecuaciones de forma inesperada.
Cargamos las baterías y contagiamos a quienes tenemos en nuestro entorno de espíritu positivo, y nos damos cuenta que la familia es gente que no hemos elegido y nos puede hacer mucho bien o mucho daño, moviéndonos entre lo cambiable y lo imperturbable, el amanecer y el ocaso.
Desde las alarmas a las amenazas, estupideces y estulticias, aciertos y equivocaciones, entre lo inteligible y lo incomprensible, iconos y mitos, lo público y lo secreto, nuevas miradas y viejas tendencias, actores y escenarios, obsesiones y fetiches, enredos y desenredos.
En demasiadas ocasiones somos amantes de lo imposible y seguidores de lo fantástico. Nuestras grandes ideas son un billete de primera al destino que queramos. Como dice Woody Allen “La vida puede ser maravillosa y trágica”.
Ante la duda, hemos de debatir y evitar imposiciones y fanatismos. Hagamos magia para convertir un día ordinario en uno extraordinario, disfrutar de las pasiones y sortear las envidias, siendo valientes y audaces, optimizando y mejorado las situaciones en lugar de devaluar y empeorar.
La suerte nos acompaña, ya que todo el mundo puede estar mirando lo mismo y ver cosas completamente distintas. No olvidemos que lo único que necesitamos para reconectar es desconectar.