El acto se inició con la actuación de la Banda de Nuestra Señora de la Encarnación de Almuñécar, que interpretó las marchas, “Al cielo reza María”, “Reo de Muerte”, “Reina Marinera” y el himno nacional.
Presentado cariñosamente por su compañero y amigo, Lorenzo Guerrero, hermano de la cofradía de Nuestra Señora de La Esperanza, el pregonero del cartel 2009 de La Piedad de Almuñécar, Antonio González Orce, iniciaba su oratoria comentando que cuando recibió de su amigo Miguel Aneas la petición para realizar la presentación del cartel de Viernes Santo de la Cofradía de la Piedad, quedó sorprendido ante una petición usual de los mas prestigiosos maestros del arte de pregonar, de ahí que decidiera ver el cartel para poder inspirarse y hacer un pregón digno.
“Cuando lo vi, se me abrieron los ojos de tal manera al sacarlo de su envoltorio que no pude mas que expresar un gesto de satisfacción, cariño y de gran devoción. Era uno de los carteles más bonitos que había contemplado y puede ser que incluso al ser de las primeras personas en verlo, suscitara en mí una sensación de orgullo pero al mismo tiempo de gran responsabilidad. El cartel a primera vista inspiraba un sinfín de sentimientos encontrados”.
El cartel, realizado por la autora Sheila Hogge, muestra los rostros de la virgen con su hijo en los brazos.
“Siendo este unos de los momentos mas oscuros de la vida de Jesús descendido de la cruz a los brazos de su madre, quizás uno de los mas duros para aquellos que nos sentimos cristianos, al ver a una madre con su hijo entre sus brazos muerto, me sorprendió la luminosidad que esta instantánea desprende”, declaraba.
Al pregonero, el cartel le inspira una sensación de tranquilidad, de paz, de belleza, “incluso de la juventud que irradia en María que no parece una madre de su edad, quizás porque las personas enamoradas de Dios no envejecen nunca. Tampoco podemos apreciar que haya dolor explícito en el rostro de María, este es un dolor ensimismado, un dolor callado, un dolor íntimo, que parece querer esconder para si, pero que es tan grande que surge a través de sus ojos llorosos, de sus manos temblorosas, de sus labios carmesíes”.
Entre otras hermosas frases, en el pregón, Antonio González describía así el sentir cofrade de los hermanos de La Piedad. “Nunca te faltara Madre de Misericordia, la luz de los que te hicieron promesa, no se puede ser mártir sin luchar y eso es lo que otorga la fuerza de tus gentes, salir a la calle a manifestar tu fe, a pintar con cal las sombras de la duda, a acallar con tambores los látigos de tus silencios, a desterrar con flores la muerte de tu hijo mas amado, flores de pureza que trajeron a María Santísima de la Piedad a tu pequeña Ermita para hacerte grande, para darte el valor de bajar a las calles de Almuñécar y gritar a los cuatro vientos que María no esta sola, que su dolor, es el dolor de tus Madres, que la perdida de su Hijo es como si de los propios se trataran y que sus flaquezas son aportes de entereza, sus caídas se convierten en levantas de fe, y los surcos de sus lagrimas en ríos de penitentes, la oscuridad de sus calles se trasforman en mantillas fieles.
Si señor mío, hace ya mas de veinte años bajo todo un barrio, a vencer a la Muerte y a enseñarnos que María no andará nunca sola, bajo todo un barrio a impregnar a todo el pueblo que el viernes es el día de María y tu sabes Madre que esta es tu gente, es tu sangre, es tu barrio, llamado San Sebastian que estará siempre caminando de rodillas junto a ti, su virgen, su madre, su Piedad”.
