En este artículo quiero tomarme la licencia de salirme de la tónica general de los temas que suelo tratar, para dejar claro algunas cosas y poder dar respuesta a algunos interrogantes que he podido suscitar en la publicación del artículo en la versión digital de este periódico.
Para empezar y para que no tenga usted ninguna duda, soy Diplomado en Turismo y Licenciado en Publicidad y Relaciones Públicas. Tengo la suerte de llevar más de diez años trabajando en el sector turístico.
Desarrollo mi trabajo "a pie de calle" y no me colocan en un puesto a dedo o por suerte en una rifa, y mucho menos sin tener ni idea de a lo que me enfrento o de que quizás no esté preparado para el mismo. Como dato de interés y solo para los más curiosos, les diré que para la realización del artículo de la semana pasada estuve preguntando a diez personas de las que asistieron a las famosas jornadas de “turismo-folclore”.
Tengo que apostillar que no quito ni una coma de lo publicado la semana pasada, es más, lo suavicé bastante ya que no iba a transcribir todo lo que me dijeron de las fachadas del centro urbano, porque eso no me ocuparía un artículo sino una enciclopedia.
Sólo reflejé la realidad de las experiencias vividas por esta serie de profesionales y no versiones "maquilladas" como las que se hayan podido ofrecer otros medios.
Ya son casi ocho añitos tirados por la borda, casi 2920 días, casi 70000 horas para defender la acción turística en la ciudad con las insignificantes e intensas 48 horas de tapas, de vino fino y de flamenco show, creo que no es merecido que ahora se piense que estas jornadas van a ser la panacea para nuestros males. Si escribo todas las semanas en esta columna es porque soy un apasionado de mi ciudad.
Un portuense enamorado de esta tierra, que defiende con uñas y dientes cuando veo que el pasotismo y la desgana se adueña de la misma. Opinión tenemos todos, no intoxico y no desinformo, es más, si leyera usted bien el artículo se daría cuenta de que finaliza así: “creo y espero” que sea beneficioso y se siga realizando y mejorando año a año. Si alguien se siente ofendido es porque necesita de ese tirón de orejas que mencionaba.
Lo lógico sería que hubiera usted pensado y reflexionado: “sí, hay deficiencias que mejorar. Es normal que los participantes no se quieran mojar con su nombre, a la hora de decir las cosas que piensan, delante de los mismos que les han invitado a participar”.
Las cosas que dije no eran sandeces sacadas de contexto si no realidades, que sí, que en algunos casos se pueden interpretar como parte de la inexperiencia o como algo gracioso, no lo critico, pero tampoco quiera usted hacernos ver lo negro blanco, si acaso algo menos negro o cercano al gris.
Como ya dije la semana pasada: “por lo general todos coinciden en que ha sido una grata experiencia y que han salido encantados con la visita de la ciudad”.
Para acabar, me viene a la mente la frase con la que siempre se despide Isa Lora en sus columnas y que sabrá captar nuestro lector: GRACIAS POR LEERME.