Por parte de nuestro Ayuntamiento se ha decidido emprender la lucha contra el incivismo de los dueños de los perros a la hora de no recoger los excrementos de sus mascotas en la vía pública. Es una iniciativa que aplaudimos pero llega tarde, y además es una lucha parcial, como corresponde a un político y no a un gestor. Nuestro Alcalde el día que tomó posesión de su cargo, “Juró cumplir y hacer cumplir la Constitución y las Leyes”.
Pues bien, una Ordenanza Municipal, es una Norma Jurídica de obligado cumplimiento para todos. En el ámbito que nos ocupa, contamos con la Ordenanza Municipal de Residuos Urbanos y Limpieza Pública que regula muchos más aspectos que la obligación de los dueños de mascotas de recoger sus excrementos.
En El Puerto, como en muchas ciudades españolas, tenemos un gran problema de incivismo generado por un porcentaje mínimo de ciudadanos cuya práctica individual, no solo es censurable socialmente, sino que incide de manera directa en la inmensa mayoría de ciudadanos cumplidores de sus obligaciones.
No solo la conducta incívica perjudica nuestros espacios públicos comunes, sino que además afecta a nuestros recursos económicos públicos en varios aspectos. Vamos a intentar ejemplificar como el incivismo nos afecta directamente en nuestros bolsillos.
Todos sabemos que en el recibo del agua pagamos una tasa por recogida y tratamiento de residuos. Si en vez de hacer una separación adecuada de nuestros residuos, es decir, orgánicos, papel, vidrio y plásticos, además de no contribuir a mejorar la calidad de nuestro medio ambiente, la inclusión de residuos reciclables en los contenedores de basura orgánica, hace aumentar las toneladas a recoger y tratar y consecuentemente, supone un incremento de la tasa.
Hay que recordar que gracias a la gran concienciación existente en la separación de residuos que demostramos la mayoría de los portuenses, y porque no reconocerlo, a una buena gestión desde el Área de Medio Ambiente, la recogida de residuos reciclables tiene coste cero para las arcas públicas.
Casi un ochenta por ciento de la recogida de residuos que se efectúa en nuestra ciudad, se realiza con camiones manejados por un solo conductor. Si dejamos una bolsa de residuos fuera del contenedor, se hace necesaria la intervención posterior de un equipo humano y técnico para retirar los residuos no depositados, con lo cual esta actitud incide nuevamente en la tasa de recogida y tratamiento de residuos.
Cuando no usamos las papeleras, se queman contenedores, o se hacen pintadas en las fachadas, entre otras muchas conductas, también se resienten nuestros bolsillos porque todos estos comportamientos incívicos han de pagarse de forma indirecta por la vía de nuestros impuestos. Consumimos muchísimos recursos económicos públicos siendo permisivos con las conductas incívicas de unos pocos.
Es hora de ser implacables a la hora de erradicar el incivismo urbano de cualquier tipo. Desgraciadamente, la única herramienta para combatir estas actuaciones reprobables, es la potestad sancionadora.
Un claro ejemplo del poder de la sanción lo encontramos en las medidas coercitivas de la Ley de tráfico. Solo cambiamos nuestras pautas de comportamiento cuando nos afecta directamente al bolsillo.
Queremos incidirá en campañas de conciencia cívica, orientada especialmente a nuestros hijos. Pero si los comportamientos incívicos no se corrigen, Queremos hará cumplir la Ley en toda su extensión para suprimir de una vez por todas las actitudes incívicas en nuestra ciudad.