La tensión máxima que vive Abengoa en bolsa como consecuencia de las dudas sobre su capacidad de lograr o no completar una ampliación de capital de 650 millones de euros, tiene una de sus piedras de toque en la división y enfrentamiento que se vive entre las cuatro familias que controlan la compañía andaluza. El grupo cayó otro 7,65% en bolsa ayer, hasta 0,77 euros por título, tras las crecientes incertidumbres sobre su capacidad para seguir pagando su deuda en 2016.
Según las fuentes consultadas por este diario, miembros de distintas generaciones de las familias Benjumea, Abaurre, Aya y Solís se oponen a los planes para ampliar capital, lo que supondría asumir nuevos esfuerzos financieros. Inversión Corporativa (IC), la sociedad a través de la que estas familias andaluzas controlan el 57,7% de Abengoa, aún no ha sido capaz de acordar internamente y desbloquear la financiación para acudir a la ampliación.
Las decenas de accionistas de IC tienen sindicadas sus acciones para actuar como un bloque y controlar Abengoa, a través de su presidente, Felipe Benjumea. Pero, tras ver cómo el valor de la compañía en bolsa se ha reducido a 800 millones, desde los casi 4.000 millones de hace un año, muchos prefieren tirar la toalla y desvincularse de IC. Además, las expectativas de cobro de suculentos dividendos de Abengoa como ocurre desde 2012 también se antoja complicada de mantener pese a las promesas de aumentarlo para 2016 que hizo en junio su nuevo jefe, Santiago Seage.
Todo ello aumenta las dificultades para que IC, que trabaja con una decena de bancos entre los que sobresalen Sabadell y Popular, logre financiación para acudir a la ampliación. Distintas fuentes del mercado sitúan la aportación de IC en un máximo de 130 millones. La sociedad de las familias ya refinanció 100 millones en 2014, para extender su pago hasta 2018. Nuevos préstamos exigirían nuevos esfuerzos a las familias.
Condiciones de la banca
Los bancos a los que Abengoa pide apoyo para lograr esos 650 millones -HSBC, Santander y Crédit Agricole- exigen primero ese compromiso claro de IC para asegurar por su parte, cada uno de ellos, unos 120 millones. La capacidad que tenga Benjumea de lograr el apoyo de sus socios históricos, primero, y luego que estos asuman el esfuerzo económico que exija la banca para volver a prestar dinero a IC determinará si siguen o no controlando Abengoa.
La banca también pide vender activos, como su división de biocombustibles, para apoyar una ampliación que se anunció hace ya casi dos meses y que sigue en el aire.