Groso modo, Jesús López-Cepero explica que en el Hospital de Jerez “se suelen diagnosticar varios casos al mes”, siendo “medio centenar los que se dan cada año”. Eso sí, es una enfermedad “para toda la vida”, ya que no tiene curación pero cuyo tratamiento, si se lleva a rajatabla, “es magnífico”, pudiendo desarrollar una vida con total normalidad.
La Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE) añade al respecto que la ingesta de gluten (una proteína que se encuentra en el trigo, cebada, centeno, espelta, kamut, triticale y posiblemente avena) produce una atrofia de las vellosidades del intestino que conlleva una mala absorción de nutrientes como proteína, grasas, hidratos de carbono, sales minerales y vitaminas. Esta intolerancia “suele detectarse cuando uno es niño (dolor abdominal, diarrea, problemas de crecimiento), aunque entre el 15 y 20% también la desarrolla en edad adulta”, apostilló ayer Jesús López-Cepero.
La dieta sin gluten se consigue mediante el consumo de productos naturales como carne, pescado, frutas, verduras, leche, y productos especiales aptos para celíacos elaborados a partir de harinas de maíz o arroz, y deben evitarse, en principio, aquellos productos manufacturados o manipulados por la industria en los que no se tenga una total garantía de su composición o de su forma de elaboración.
Al tratarse de una alimentación especial, la vida social del celíaco se encuentra restringida a unos pocos locales de restauración que ofrecen menús aptos para celíacos, y es frecuente que el afectado salga de casa con su comida preparada. Por ello, estas personas piden una mayor implicación en la resolución de los problemas relativos a la seguridad alimentaria y al etiquetado de todos los productos.
El 80% de los productos no son aptos. Según FACE, “el 80% de los productos elaborados de los supermercados no son aptos o no ofrecen garantías de seguridad para su consumo por celíacos”.