Susana Díaz abrió este lunes las puertas del Palacio de San Telmo a los líderes de los cuatro partidos de la oposición y a su propio portavoz parlamentario para convencerles de que los intereses de la región recomiendan remar en la misma dirección contra el caducado modelo de financiación autonómica que Mariano Rajoy no tiene demasiadas prisas en actualizar. Todos fueron recibidos con la misma consigna, la de que el sistema en vigor acumula ya una factura negativa para Andaluc ía de casi 5.500 millones, pero las conclusiones de la maratoniana ronda de entrevistas fueron dispares. Nadie se atrevió a escenificar en público que no esté por la labor de lograr condiciones más ventajosas para la comunidad, pero salvo el lógico aplauso del PSOE en el resto de los casos hubo más objeciones y puntualizaciones que fervorosas adhesiones.
En la mesa encontraron sus interlocutores un decálogo de propuestas sobre el que Díaz quiere que gire el debate. El principal es intentar convencer al Gobierno central de que el reparto de fondos anual debe tener muy en cuenta el peso de la población, ranking en el que Andalucía ocupa el primer puesto nacional. Si no se hace, alerta, sería como si de un plumazo se dejara de prestar servicios a 220.000 andaluces. Entre sus apuestas desveladas ayer figura también la creación de un fondo de sostenibilidad de los servicios básicos que compense a las comunidades por asumir la carga de la sanidad, la educación o prestaciones sociales, parcelas que asestan el mordisco más duro a sus Presupuestos.
También se reclama un sistema similar al del Fondo de Reserva de la Seguridad Social para que esos pilares del Estado del Bienestar no peligren jamás, una armonización fiscal que evite la competencia de impuestos entre regiones o un cambio en la aplicación de la polémica regla de gasto que tanto solivianta al Ejecutivo andaluz.
PSOE, PP, Podemos, Cs e IU coincidieron en “arrimar el hombro”, pero con mil matices y un aluvión de peros. Por ejemplo el que esbozó el líder de los populares, Juanma Moreno, quien respaldó la exigencia de mejor financiación para Andalucía pero supeditándola siempre a un “acuerdo nacional” entre su formación y el PSOE que rebaje cualquier tentación de fomentar la confrontación. Ahí al presidente del PP-A se le aparece su particular fantasma: no puede disparar contra Cristóbal Montoro ni Rajoy pero tampoco quedar retratado como el político que bloquea más recursos a Andalucía, la comunidad que aspira a gobernar en 2019.
Más crítica fue la coordinadora general de Podemos, Teresa Rodríguez, quien tampoco niega su respaldo a la iniciativa pero a cambio de reclamar “coherencia”. A su juicio no cuadra que “con una mano” se busquen más fondos en Madrid cuando las últimas rebajas fiscales acordadas con Cs “agujerean” voluntariamente sus ingresos. Al margen del PSOE, el abrazo más caluroso a Díaz llegó ayer de Cs, coincidente “en gran medida” con la batería de propuestas. Desde IU Antonio Maíllo incidió en que el debate debería extenderse a la sociedad civil y encajarse en el Parlamento.
Reunión clave por Sucesiones
Si la deste lunes era una reunión clave, la del martes no le va a la zaga. El líder de Cs, Juan Marín, y la consejera de Hacienda, María Jesús Montero, se ven las caras en el Parlamento para intentar limar asperezas sobre cómo y cuándo rebajar el Impuesto de Sucesiones. Si no hay avances Cs amaga con no apoyar los Presupuestos. Su apoyo ha sido crucial durante los dos primeros años de legislatura y el PSOE no puede permitirse el lujo de perderlo.