Juan Manuel Moreno Bonilla, flamante presidente de la Junta de Andalucía, con voto delegado de Casado, apeló a Federico García Lorca y Blas Infante como ejemplo de andaluces ilustres. Moreno Bonilla olvidó que los cuerpos de los citados continúan tirados en fosas comunes del régimen franquista.
Mala memoria tiene el nuevo presidente y muy malas intenciones con el apoyo del partido más veleta de la historia democrática española y los herederos del Aznarismo y, por tanto, del régimen franquista.
Los tres fachas, tres, quieren sustituir la ley de Memoria Histórica por una de “concordia”, muy convincente y para nada incongruente, claro. Una forma muy digna de homenajear a los citados en su discurso de investidura, les faltó cantar el himno de Andalucía, cosa que podría haber hecho el ex juez y prevaricador Serrano cuando dio muestras de no tener argumentos en su turno de réplica y optó por aquello de “Está todo clarísimo”.
Y era cierto, estaba clarísimo, a Blas Infante lo asesinó un grupo de falangistas en el kilómetro 4 de la carretera de Carmona y por orden de Queipo de Llano, enterrado en la Basílica de la Macarena, a apenas 200 metros de donde Juanma Moreno lo mencionó. Quizás, porque no es de mucha misa diaria, el nuevo presidente, desconoce esta cuestión.
Ahora, tan cerquita, podrá pasar por allí para comprobarlo. O quizás, amenazado por quienes tendrán la llave de este gobierno, ha preferido obviar en su discurso palabras e intenciones como verdad, justicia, reparación y garantía de no repetición que exigen, entre otros organismos, Naciones Unidas.
Sobraban los nombramientos, sobre todo teniendo en cuenta que los tres fachas, tres, nos han faltado el respeto a los andaluces firmando el acuerdo de gobierno fuera de Andalucía. Pero, ¡qué esperábamos! Moreno Bonilla y Marín han sido muy torpes, al trío les faltó la guinda al pastel, ¡Por España! Se olvidaron de la responsable y principal socia en la investidura M. Rajoy (gestorazo, Sánchez a la calle y el PP al gobierno) y la que inició, desde sus convicciones más profundas, políticas y estrategias muy neoliberales como la privatización troceada de la sanidad y la concertación de la enseñanza pública.
Con Susana, cuatro fachas, cuatro, y blanqueo por derecho de la derecha.