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Editorial Sevilla

Mal endémico de Sevilla

El “mal endémico” de la suciedad de Sevilla no es culpa del gobierno de turno de la ciudad, sino de todos sus habitantes, que no la cuidan

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El PP exige a Espadas que acabe con la suciedad que existe “desde el mandato anterior” y le acusa de haberla convertido en el “mal endémico” de la ciudad. Si es endémico, o sea consustancial a Sevilla, entonces no puede ser responsabilidad únicamente de Espadas y provenir exclusivamente del mandato anterior, sino también de los mandatos precedentes, incluido el de Zoido. De este endemismo, en el que parecen estar de acuerdo los sevillanos habida cuenta de sus reiterativas quejas en las encuestas desde hace años, no puede culparse sólo al alcalde y su gobierno, como de forma oportunista hace el PP, sino al conjunto de quienes vivimos en Sevilla. Somos sus principales maltratadores, por más que nos vanagloriemos de su belleza y la califiquemos como la mejor ciudad del mundo.

Es una flagrante contradicción: presumir de una urbe a la que no cuidamos en absoluto, como demuestra el grado de vandalismo y suciedad que sufre. Poner el foco en el Ayuntamiento es un error porque equivale a eximir de cualquier responsabilidad a los sevillanos, como si la solución consistiera en que Lipasam pusiera un barrendero detrás de cada uno de nosotros. El remedio para que este mal deje de ser endémico, como dice el PP, es la corresponsabilidad de todos con nuestra ciudad a partir de lo que más nos falta, educación cívica. Con más civismo no se necesitarían tantas  barredoras en Lipasam.

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