Piojos: recomendaciones sanitarias para un fenómeno creciente
Los farmacéuticos recomiendan una serie de medidas higiénicas de prevención para evitar la aparición de piojos
Picor en la cabeza, hipersensibilidad de la piel, erosiones cutáneas, costras, irritabilidad, malestar, dolores de cabeza,… Son algunos de los síntomas de la denominada “pediculosis” o presencia de piojos, un fenómeno creciente entre los niños de edad escolar, sobre todo en las épocas de más calor.
En los colegios se viene registrando en los últimos años un aumento de los índices de este problema sanitario cuya aparición no significa necesariamente que se tengan malos hábitos higiénicos, y afecta por igual a niños de cualquier clase social.
El piojo llega a la cabeza y se agarra al pelo, donde se alimenta chupando la sangre del cuero cabelludo. Las hembras ponen huevos (liendres), que se sujetan a un pelo como si de un "pegamento" se tratara. La liendre tiene forma ovalada de color blanco que se distingue de la caspa porque está muy agarrada y sujeta al pelo. De estos huevos sale el piojo que pronto se hará adulto y comenzará a picar y a poner más huevos.
Los piojos pasan de una cabeza a otra de una manera muy fácil. Por eso, es necesario tomar algunas medidas adecuadas de higiene, como lavar con frecuencia el pelo; peinarlo y cepillarlo diariamente; revisar frecuentemente la cabeza de los niños, principalmente detrás de las orejas y en la nuca; limpiar peines y cepillos con frecuencia; y desde luego, no intercambiar útiles como peines, gorros, gomas, horquillas, etc.
La identificación se realizará observando de cerca el cuero cabelludo en busca de liendres o piojos adultos. Los piojos no son fáciles de encontrar debido a que huyen de la luz y se mueven con rapidez, pero las liendres (huevos) son más fáciles de ver. Aparecen a la vista como unos puntitos blancos (vacías) o marrón amarillento (fecundadas), adheridos fuertemente al cabello, de forma que cuesta desprenderlas.
Hay que buscar las liendres especialmente en la nuca y detrás de las orejas, cerca del cuero cabelludo. Por su parte, la búsqueda de piojos adultos se ve facilitada si el cabello está húmedo, ya que los movimientos del parásito son más torpes. Por ejemplo, se puede poner una toalla blanca sobre los hombros para ver mejor los piojos que vayan cayendo. En todo caso, no se recomienda iniciar un tratamiento “pediculicida” (anti-piojos) ante la mera presencia de liendres sin confirmar la visualización de insectos adultos vivos.
Además del tratamiento con una loción pediculicida para una completa eliminación de las liendres (vivas o muertas), se debe realizar siempre un peinado con un peine de púas estrechas o lendrera, cada 2 ó 3 días, durante al menos 2 semanas.
La aplicación de un bálsamo capilar con ácido acético incorporado ayudará a la descementación de las liendres y a dejar el pelo perfecto para el peinado. Posteriormente y con el cabello bien desenredado, se procederá a coger pequeños mechones de pelo y a peinarlos con la lendrera desde la raíz a la punta para proceder al arrastre de posibles liendres que están adheridas al cabello.
Es mejor dejar secar al aire, así como lavar la cabeza con agua tibia, ya que el calor inactiva la acción residual del pediculicida y aumenta la sensación de picor en la cabeza. Cuando se constatan resistencias a los pediculicidas tópicos, la mejor alternativa es la eliminación mecánica.
En caso de duda, consulte a su farmacéutico. Él le informará sobre éstas y otras cuestiones relacionadas. Y recuerde que la intervención farmacéutica supone una elevada garantía en el proceso global de adecuación, efectividad y seguridad de los tratamientos con medicamentos.
¿Sabías que?
- Los piojos son parásitos obligados de los seres humanos, lo que significa que para subsistir necesitan alimentarse de sangre humana, si no, mueren.
- Los animales domésticos no forman parte del ciclo vital del piojo humano; por ello no intervienen en su transmisión.
- Los piojos no saltan ni vuelan, pero sí se desplazan, pasando fácilmente de una cabeza a otra por proximidad física, al juntarse las cabezas o a través del intercambio de objetos personales como peines, gorros, auriculares, etc.
- El piojo de la cabeza suele afectar a niñas y niños entre 3 y 10 años de cualquier clase o estrato social, y su aparición no significa necesariamente que se tengan malos hábitos higiénicos.
En los colegios se viene registrando en los últimos años un aumento de los índices de este problema sanitario cuya aparición no significa necesariamente que se tengan malos hábitos higiénicos, y afecta por igual a niños de cualquier clase social.
El piojo llega a la cabeza y se agarra al pelo, donde se alimenta chupando la sangre del cuero cabelludo. Las hembras ponen huevos (liendres), que se sujetan a un pelo como si de un "pegamento" se tratara. La liendre tiene forma ovalada de color blanco que se distingue de la caspa porque está muy agarrada y sujeta al pelo. De estos huevos sale el piojo que pronto se hará adulto y comenzará a picar y a poner más huevos.
Los piojos pasan de una cabeza a otra de una manera muy fácil. Por eso, es necesario tomar algunas medidas adecuadas de higiene, como lavar con frecuencia el pelo; peinarlo y cepillarlo diariamente; revisar frecuentemente la cabeza de los niños, principalmente detrás de las orejas y en la nuca; limpiar peines y cepillos con frecuencia; y desde luego, no intercambiar útiles como peines, gorros, gomas, horquillas, etc.
La identificación se realizará observando de cerca el cuero cabelludo en busca de liendres o piojos adultos. Los piojos no son fáciles de encontrar debido a que huyen de la luz y se mueven con rapidez, pero las liendres (huevos) son más fáciles de ver. Aparecen a la vista como unos puntitos blancos (vacías) o marrón amarillento (fecundadas), adheridos fuertemente al cabello, de forma que cuesta desprenderlas.
Hay que buscar las liendres especialmente en la nuca y detrás de las orejas, cerca del cuero cabelludo. Por su parte, la búsqueda de piojos adultos se ve facilitada si el cabello está húmedo, ya que los movimientos del parásito son más torpes. Por ejemplo, se puede poner una toalla blanca sobre los hombros para ver mejor los piojos que vayan cayendo. En todo caso, no se recomienda iniciar un tratamiento “pediculicida” (anti-piojos) ante la mera presencia de liendres sin confirmar la visualización de insectos adultos vivos.
Además del tratamiento con una loción pediculicida para una completa eliminación de las liendres (vivas o muertas), se debe realizar siempre un peinado con un peine de púas estrechas o lendrera, cada 2 ó 3 días, durante al menos 2 semanas.
La aplicación de un bálsamo capilar con ácido acético incorporado ayudará a la descementación de las liendres y a dejar el pelo perfecto para el peinado. Posteriormente y con el cabello bien desenredado, se procederá a coger pequeños mechones de pelo y a peinarlos con la lendrera desde la raíz a la punta para proceder al arrastre de posibles liendres que están adheridas al cabello.
Es mejor dejar secar al aire, así como lavar la cabeza con agua tibia, ya que el calor inactiva la acción residual del pediculicida y aumenta la sensación de picor en la cabeza. Cuando se constatan resistencias a los pediculicidas tópicos, la mejor alternativa es la eliminación mecánica.
En caso de duda, consulte a su farmacéutico. Él le informará sobre éstas y otras cuestiones relacionadas. Y recuerde que la intervención farmacéutica supone una elevada garantía en el proceso global de adecuación, efectividad y seguridad de los tratamientos con medicamentos.
¿Sabías que?
- Los piojos son parásitos obligados de los seres humanos, lo que significa que para subsistir necesitan alimentarse de sangre humana, si no, mueren.
- Los animales domésticos no forman parte del ciclo vital del piojo humano; por ello no intervienen en su transmisión.
- Los piojos no saltan ni vuelan, pero sí se desplazan, pasando fácilmente de una cabeza a otra por proximidad física, al juntarse las cabezas o a través del intercambio de objetos personales como peines, gorros, auriculares, etc.
- El piojo de la cabeza suele afectar a niñas y niños entre 3 y 10 años de cualquier clase o estrato social, y su aparición no significa necesariamente que se tengan malos hábitos higiénicos.
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