«Comenzamos una huelga de hambre indefinida y esta vez un papel o un compromiso político no serán suficientes para finalizar la protesta». Así de rotundos se mostraron ayer la treintena de vecinos del Valle de Abdalajís que han vuelto a encerrarse en el Ayuntamiento de la localidad malagueña para pedir a la Junta de Andalucía que comiencen las obras necesarias para que las más de 50 viviendas de los entornos rurales de la zona puedan tener agua potable.
La historia, que movilizó a todo el pueblo en 2009, con más de 30 días de encierro en el Consistorio, volvió a repetirse ayer y, según los vecinos, continuará de manera indefinida hasta que no vean que las máquinas comienzan a realizar movimientos de tierra.
«Llevamos más de diez años pidiendo agua potable para nuestras casas, los políticos nos han hecho promesas que nunca se han cumplido y desde hace 13 meses hay un cartel que anuncia la ejecución de un proyecto que nunca ha comenzado. Después de tanto tiempo ya no valen las palabras, voy a ponerme en huelga de hambre y no pararé hasta que estén las máquinas trabajando», dijo Antonio Bravo, uno de los afectados.
Junto a Bravo, otras cuatro personas comenzarán la huelga de hambre, acompañados en el encierro por una veintena de afectados que denuncian desde hace una década que, a día de hoy, deben abastecerse con cubas de agua potable y, en el mejor de los casos, utilizar los pozos de vecinos cercanos para las tareas agrícolas, principal reclamo económico de esta zona, en la que hay unas 2.500 cabezas de ganado.
«El proyecto está hecho y presupuestado en unos 280.000 euros pero el viernes cuando nos reunimos con los responsables de la Delegación de Medio Ambiente nos aseguraron que no había dinero a pesar de ser de unos fondos europeos que según nos explicaron habían llegado», explicó Antonio Ruiz.
El alcalde de la localidad, Francisco Sierras (PP), mostró ayer su apoyo a los vecinos en esta protesta. En el interior del Ayuntamiento, los afectado esperan ya alguna respuesta, arropados a las puertas del Consistorio por una burra, la más reivindicativa de esta comarca y símbolo de su lucha.