El viernes 3 de marzo, ya en plena Cuaresma, es un día marcado en rojo en el particular calendario de la hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Arcos. Su clásico besapiés reunió a cientos de personas desde primeras horas del día en el templo de San Agustín. La tradición marca que este fervoroso encuentro se celebre el primer viernes de marzo y que, a tal efecto, la iglesia permanezca abierta durante casi todo el día para que los fieles y devotos de la imagen se acerquen a ella, bajada de su altar para mostrarse lo más cercana posible.
La imagen del Señor lució con su túnica morada y flanqueada por exornos florales, rosas y claveles para perfumar una imagen entrañable para los arcenses.
La maratoniana jornada contó con la visita de los jóvenes usuarios del Centro Ocupacional Juan Candil, que incluso tuvieron ocasión de comer juntos en el patio del templo en pleno de acto de convivencia. El hermano mayor del Nazareno, Antonio Aguilar, manifestaba su satisfacción porque la jornada transcurrió sin incidentes e incidencias como cabía de esperar, con una enorme afluencia de personas que puso de manifiesto la máxima devoción hacia la imagen, que además disfrutó del acompañamiento del resto de hermandades de la localidad, entre ellas la de las Tres Caídas que realizará su particular ofrenda floral al Nazareno, un detalle de la hermandad del Lunes Santo con el Nazareno que lleva realizando veinte años.
El besapiés tocaría fin definitivamente con la misa oficiada por el director espiritual de la hermandad y párroco en San Agustín, con un templo a rebosar como símbolo del inmenso amor que Arcos profesa a su Nazareno. Finalmente, la hermandad cifra en alrededor de las 4.000 las personas que desfilaron a las plantas de Nuestro Padre, agradeciendo en este sentido el inmenso apoyo social. El besapiés ha ganado así adeptos este año respecto al anterior, donde aún existía cierto temor al Covid. La afluencia fue tal que la hermandad tuvo que habilitar un lugar exterior en el patio para que los fieles depositaran las velas.