Convertirnos en personas creativas, amorosas, pacíficas y autonómicas, preocupadas por mejorar las relaciones con los demás, es posible, según la psicóloga Mercé Conangla, que apuesta por una buena salud mental a través del equilibrio entre mente, emoción y acción.
Coautora junto al también psicólogo Jaume Soler del libro Corazón que siente, ojos que ven (editorial Zenith), Conangla destacó a Efe que hay que mantener el corazón abierto a lo que sentimos, porque tomaremos decisiones equivocadas si sólo basamos nuestro “mapa personal” en la información ya conocida.
Los dos inventores en 2002 del término ecología emocional, y con diez obras ya escritas, han querido en esta ocasión ofrecer pistas a los lectores que buscan hacer “su propio camino”, aun teniendo en cuenta que en la vida se sufre.
Las personas que eligen “la opción destructiva” sufren más que los que encuentran un sentido a la vida, dijo Conangla, que ha reconocido que el nuevo libro tiene “un contenido vivido”, ya que está basado en las más de 4.000 personas que acuden a lo largo del año a las actividades de la Fundación Ámbit (Barcelona), dedicada al crecimiento personal.
Como psicóloga, en especialidad clínica y educativa, y enfermera, Mercé Conangla insiste en la necesidad de tener un buen eje alineado entre mente, emoción y acción, que se consigue abriendo el corazón, contactando con lo que se siente, uniendo esta información a la capacidad de razonar y, a partir de ahí, actuar de la forma más coherente.
“La razón sin la parte emocional queda pobre”, según Conangla, y vamos “mal” si seguimos las emociones sin razonar.
Sin embargo, hay personas que tienen bastante bien puestas las dos –razón y emoción–, pero no pasan a la acción y ahí falla algo, resaltó.
Las personas que, incluso siendo muy inteligentes y sensibles, tienen vidas estancadas, sin hacer lo que quieren realmente hacer porque algo les frena casi al primer obstáculo, tienen que esforzarse, especialmente cuando dicho esfuerzo merece la pena.
No hay que castigarse ni lamentarse de la vida que uno tiene, no sirve de nada desear una vida si no se hace nada para conseguirlo, ya que la solución está en la fuerza de voluntad, la perseverancia y el trabajo diario. “Vivir no es sobrevivir”, recordó esta psicóloga para quien “la fe en uno mismo alarga la existencia”, ya que al avanzar en confianza los miedos retroceden.
Subrayó también lo negativo que es vivir con personas tóxicas, aunque si se da el caso de ello, por ejemplo, en un trabajo, donde no puedes elegir a tus compañeros, aconseja no intentar cambiar al otro, sino cubrirse con un buen impermeable.