Hasta un 45% de los jóvenes españoles ha reconocido que ha tenido o tiene problemas de salud mental. Ante esta preocupante cifra, la Fundación Princesa de Girona decidió tomar cartas en el asunto para afrontar “la pandemia silenciosa” con el novedoso programa AmplificARTE hace un año que utiliza la música como disciplina transversal para trabajar el desarrollo personal y el bienestar emocional en los centros educativos.
Sandra Camós, responsable de los proyectos educativos de la fundación, recuerda que, originalmente, la actuación se puso en marcha de la mano del reputado productor latino Julio Reyes Copello y artistas de la Art House Academy, provenientes de Miami. Pero la acogida de la iniciativa llevó a ampliar la nómina de participantes por medio de Generación Arte, cantera de cantantes españoles emergentes.
Tras sumar hasta 5.000 alumnos de más de 12 años, desde primero de ESO hasta Bachillerato y FP, con una veintena de temas musicales en la plataforma de acceso gratuita y la elaboración de una guía docente para llevar a cabo la experiencia, AmplificARTE se desarrolla en Cádiz, durante toda una semana, en una decena de centros, en el marco del Tour del Talento.
“La acogida ha sido muy buena, hemos vividos momentos muy tiernos, nos han recibido con los brazos abiertos, tanto los docentes como el alumnado”, celebra Camós, quien explica a VIVA CÁDIZ el éxito de una metodología que ha servido en casos concretos a “reconectar” con sus emociones y compañeros incluso “a una chica que llevaba dos años sin hablar, en protocolo por riesgo de suicidio”.
AmplificARTE ofrece canciones que son historias sobre temas “duros” en ocasiones, como la anorexia, o que tocan directamente a los jóvenes, como la frustración por el uso de las redes sociales.
Camós pone de ejemplo ‘Niñas de Instagram’, que aborda la envida que suscita en el protagonista de la pieza musical que a un amigo “le vaya de lujo” en el mundo virtual frente a “su vida cutre”.
En un primer paso, “ponemos etiquetas a las emociones” del personaje de la canción, “rabia, tristeza”, y luego animamos a preguntarse a los alumnos si se sienten de ese modo o qué podemos hacer si nos vemos en esa situación.
“Es el bloque más importante de la metodología porque apelamos al yo interior, a entrar en nuestro corazón”, añade.
Y, a partir de ahí, “ofrecemos herramientas para gestionar esos sentimientos”, con un tercer bloque reflexivo.
“Para hacer memorable ese proceso de aprendizaje, celebramos un concierto en vivo en los centros educativos, de manera que una vez finalizado el show en las aulas, de unos 50 minutos, los alumnos pueden preguntar al artista sobre la historia”, concluye.
Camós apunta, finalmente, que el programa tiene vocación de permanencia, y a anima a los docentes a sumarse a la iniciativa.
