El verano en Cádiz tiene una doble cara. Por un lado el del sector de la hotelería, que está satisfecho por el repunte de pernoctaciones que se ha producido este año y, por otro, el de la hostelería, mucho menos satisfecho por las duras restricciones a las que se tienen que enfrentar en esta comunidad autónoma y que en nada benefician al colectivo. El presidente de la patronal de Hostelería en la provincia de Cádiz, Antonio de María, hace balance de cómo ha ido la temporada estival.
—¿Cuál es el balance para los dos sectores, hotelería y hostelería?
—En el mes de julio la ocupación creció un punto y medio con respecto a 2013, y en agosto también se ha producido un incremento del 2,3 por ciento. Es decir, que estamos muy contentos en ese sentido. En cambio, la situación para la hostelería ha sido muy distinta. El año pasado fue de levante, y este 2014 de poniente, y eso quita a mucha gente de la calle y de las terrazas. Por lo tanto, se ha hecho menos caja. A esto tenemos que sumar lo escrupulosos que hemos sido en el cumplimiento de las normas en lo referente a la ocupación de las terrazas, tal y como nos obliga la norma. Creo que esto precisa de una modificación, porque no es de recibo que tengamos como tope hasta las dos de la mañana en verano para que nuestros clientes puedan estar consumiendo en la vía pública. Las terrazas son nuestro negocio en verano y parece que no se quieren enterar. En junio tuvimos una reunión con el consejero de la Presidencia de la Junta de Andalucía, Manuel Jiménez Barrios, para hacerle llegar todas nuestras reivindicaciones, y a día de hoy seguimos esperando respuesta. Si no se introducen modificaciones en la norma, difícilmente podremos seguir avanzando. Es cierto que parece que la crisis va quedando atrás, pero los negocios no sólo funcionan con el consumo. La norma ha quedado obsoleta y lo único que hace es frenar la creación de riqueza.
—¿Cuál es la previsión para el mes de septiembre?
—Manejamos un 77% de previsión en el alojamiento. Si hace buen tiempo subirá, pero este mes es muy cambiante respecto al tiempo. Ojalá podamos mantener las buenas temperaturas, porque eso animaría a la gente a salir a la calle y a viajar. La experiencia me dice que si los diez primeros días días no son buenos, la gente no sale de su población, porque nadie se arriesga.
—La ocupación hotelera ha aumentado pero, entre otros motivos, porque el precio se ha mantenido?
—Los precios están contenidos desde que empezó la crisis. Cuando el poder adquisitivo no está a la altura hay que hacer ofertas a la baja. Lo bueno es que estamos consiguiendo llenar los hoteles y eso es bueno, porque cada vez hay más camas. Por eso creemos que estamos mejorando poco a poco. Curiosamente hemos comprobado que el sector de la alimentación se ha beneficiado bastante del mal tiempo que hemos tenido, porque los que han veraneado en pisos han comprado lo que necesitaban en los supermercados y han comido en casa.
—Los medios de comunicación se han hecho eco este verano de la escasa oferta que hay para los clientes a partir de ciertas horas de la madrugada en Cádiz capital, ¿qué tiene usted que decir al respecto como representante del sector?
—La noche en Cádiz capital está muerta y es culpa de las restricciones que nos impone la Junta de Andalucía y que en algunos municipios se incumple. Evidentemente, no es ético que se lancen autobuses de otras poblaciones para llevarse a la clientela. Pero no hay que perder de vista que las quejas se producen por la falta de personas interesadas en entrar en discotecas. Cada vez hay menos clientes y hay una lucha por llevárselos. El método que se está utilizando es ilegal.
—¿Horeca va a tomar cartas en el asunto?
—Ya hemos denunciado a la Guardia Civil la situación y esperemos que se tomen medidas, porque se está haciendo competencia desleal no sólo al sector que yo represento sino también a los taxistas por ejemplo. No sería ilegal si es la discoteca en cuestión la que paga el servicio de los autobuses, pero no como se está haciendo a través de un tercero que se dedica a alquilar autobuses y cobrar el billete a los viajeros. Nosotros velamos porque las condiciones sean las mismas para todo el mundo. Una guerra civil no le viene bien a la hostelería.
—Teniendo en cuenta la caja que se ha hecho en verano, ¿augura usted que algunos locales tendrán que cerrar porque no podrán aguantar la bajada del consumo que trae consigo el invierno?
—No se ha eliminado la deuda del invierno pasado. ¿Qué va ocurrir? Pues va a depender de cómo funcione septiembre. Lo grave es octubre y noviembre, que son meses de vacío en cuanto a fiestas y además nos viene el siguiente pago de los impuestos.
—¿Cómo ha repercutido la vuelta ciclista en el sector?
—A Jerez le ha venido muy bien y eso ha tenido un valor añadido sobre este municipio y el resto de la provincia. Al final de lo que se trata es de lanzar el mensaje de que en esta provincia contamos con las infraestructuras y el personal necesario para contestar a todo tipo de eventos. La provincia de Cádiz debe dejar de pensar en otro tipo de industrias porque la suya es el turismo. Tenemos que esforzarnos todos en crear un mercado turístico fuerte, bien consolidado, para ir avanzando en la calidad de nuestro producto.
—¿Qué opina de las restricciones en la utilización de pizarras en la vía pública?
—Si queremos apostar por una ciudad turística no podemos ponernos tan tiquismiquis. En este momento debemos dejar de pensar que queremos una tortilla sin romper huevos. Una cosa es que haya un abuso de carteles y que se invada el paso del peatón y otra cosa es que la restricción se lleve al extremo. Como en todo, hay que aplicar el sentido común.
—¿Cuál ha sido el perfil del visitante este verano?
—Ha habido más turismo nacional que extranjero. No obstante, se ha visto a mucho guiri. Creo que Cádiz está bonita y participada de gente en la calle. La capital es una ciudad turística y la evolución se percibe año tras año.
—¿Los gaditanos son poco condescendientes con la hostelería?
—Algunos, yo diría que un por ciento, lo que pasa que hacen mucho ruido. En definitiva se trata de tres o cuatro personas que viven para estar todo el día pensando en cómo protestar. Nuestra actividad no debe ser molesta bajo ningún concepto y yo en ese aspecto soy el primero que está en contra del incumplimiento de las normas de convivencia. Pero de ahí a que todo el colectivo esté criminalizado por determinados señores que invocan que la hostelería es molesta va un trecho. Si queremos una ciudad turística hay que ser un poquito tolerante.
—¿Las personas que trabajan en la hostelería están formadas?
—No hay una buena formación. La gente cobra según el convenio y éste se supone que está redactado para pagar a profesionales. La hostelería en estos momentos es un oscuro objeto de deseo de mucha gente que estaría encantada de trabajar en el sector porque el salario mínimo está en 1.200 euros con las pagas incluidas. Hace unos años ese sueldo no era mucho pero hoy día el sector ofrece una economía saneada para el que trabaja en ella. Desde mi punto de vista el empleado está bien considerado porque además tienes el sueldo garantizado con independencia de los beneficios del establecimiento. La sociedad no es consciente de que cuando la hostelería funciona repercute en todo lo demás y el dinero se queda en la zona. Hay que dejar a un lado los tópicos porque hoy día la hostelería está insonorizada y sus trabajadores tienen muchas posibilidades para aprender. Estamos en el camino pero son siete años de crisis que han distorsionado la evolución. En la provincia se está haciendo un turismo maravilloso y la prueba es que los visitantes repiten. Otra cosa es que haya cierto sector del turismo que no encuentre aquí respuesta a sus necesidades por las restricciones, como puede ser la clientela más jóven que vive más la noche y que se están yendo a la zona de levante porque las terrazas están en funcionamiento hasta las 4 de la madrugada. Evidentemente, esto hay que cambiarlo porque no podemos desperdiciar ninguna oportunidad. Lo que no aprovechemos nosotros, lo cogen los demás.
—¿Qué proyectos tiene Horeca para este curso?
—Horeca se está poniendo a disposición de los ayuntamientos que quieran trabajar con nosotros. Creemos que es necesario que cada Ayuntamiento tenga una oferta muy especializada que en el conjunto de la provincia suponga una oferta potente. Tenemos una ventaja que tenemos que aprovechar y es que Cádiz cuenta con 44 municipios y cada uno es diferente al resto.
—¿Y alguno más?
—El verano pasado se hizo el ensayo del menú cardiosaludable. A finales de año va a entrar una normativa que exige que los hosteleros tenemos que dar información sobre los alérgenos. Hemos preparado durante cinco años un menú digital que recoge este asunto y todos los asociados de Horeca tendrán la posiblidad de hacer uso de ese menú.
—¿Queda algo del Bicentenario?
—A parte de los dos monumentos en forma de antorcha y de las rutas que se crearon, poco más. Es como si Sevilla quisiera seguir viviendo de la Expo92. Son cosas que se terminan. Lógicamente han quedado unos museos y exposiciones que están ahí y punto. Pero eso no significa que un vasco vaya a venir a Cádiz para ver lo del Bicentenario.