Cae una organización que 'subía' hachís y 'bajaba' cocaína

Publicado: 15/09/2015
Una rama de la organización empleaba a sicarios extremadamente violentos que no dudaban en recurrir a la extorsión o violencia, estando uno de ellos en prisión actualmente por el secuestro y asesinato de un vecino de Cuartillos, en el marco de la operación "Tobera"
La denominada operación "Zorrito", desarrollada de manera conjunta  por la Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía, ha permitido la desarticulación de una organización criminal dedicada al trasporte y posterior distribución de cocaína y polen de hachís. Los detenidos componían un entramado en el que se abastecían unos a otros de sustancias estupefacientes, las cuales distribuían por toda la geografía nacional, empleando incluso a sicarios para que los ahora detenidos respondieran de las cantidades de droga que se les confiaban y que eran incautadas por las Fuerzas de Seguridad. Uno de los miembros de este grupo, se encuentra actualmente en prisión detenido por la Guardia Civil en el marco de la operación "Tobera", donde secuestraron y asesinaron a un vecino de Cuartillos como represalia por la desaparición de dos fardos de hachís.

Los agentes iniciaron sus investigaciones tras tener conocimiento de la existencia de una red de narcotraficantes que estaría abasteciendo de cocaína los puntos de venta de drogas en la zona de la sierra de Cádiz y comarca de Jerez, donde tras las primeras investigaciones realizadas se puso de manifiesto que se estarían financiado a través del trasporte de hachís de muy alta calidad hasta zonas tan distantes como Galicia, Madrid o Toledo.

En el trascurso de sus investigaciones, los agentes desvelaron la existencia de una serie de personas que utilizaban a un  grupo de jóvenes de la zona de la sierra de Cádiz con cierto grado de organización para llevar a cabo los transportes de la droga al centro y norte de España, cambiando continuamente a quienes realizan las funciones de lo que se denomina como "mulas", mientras miembros de la organización con más experiencia vigilaban y daban seguridad a estos transportes, realizando las tareas de ocultación y preparación de la droga.

De esta forma, los agentes realizaron una primera incautación de 8´5 kilos de hachís, que los investigados pretendían llevar hasta la localidad serrana de Arcos de la Frontera, siendo detenidos tras intentar escapar de un control de la Guardia Civil.

Tras identificar a los miembros de este grupo y el papel que cada uno desempeñaba en la organización,  los agentes siguieron a los investigados hasta una localidad toledana donde extorsionaron y amenazan a un vecino, para que, mediante la entrega de un turismo hiciera frente a la deuda que su propio hijo había contraído con la organización por la pérdida de los 8´5 kilos de hachís, bajo las amenazas de hacerlo desparecer si no accedía a lo solicitado.

Una vez que se fue a detener el turismo para la identificación de los ocupantes, estos emprendieron la huida, poniendo en peligro a los demás usuarios de la vía, hasta que se consiguió su interceptación. Tras la  detención, los agentes comprobaron que uno de los ocupantes del turismo, era una persona que tenía en vigor una requisitoria de búsqueda y detención, conocido delincuente de la zona dedicado al cobro de deudas de droga, extremadamente violento, con numerosos antecedentes.

Posteriormente, y en el trascurso de las investigaciones, los agentes tuvieron conocimiento de que se iban a desplazar a un barrio marginal de la capital sevillana para abastecerse de cocaína, por lo que se inició un seguimiento hasta esa capital, y a su regreso, el cual realizaron extremando las medidas de seguridad, se procedió a su interceptación, incautando 160 gramos de cocaína de gran pureza y deteniendo a los dos ocupantes del turismo en el que se trasportaba la droga.

Una vez más y tras esta pérdida de estupefacientes, la organización, proporcionó a varios jóvenes del grupo, tres kilos de polen de hachís distribuidos en forma de bellotas, para que lo suban y vendan en Madrid, aprovechando para ello los contactos que una de las investigadas tenía en el mundo de la noche de la capital madrileña. Los agentes tienen conocimiento de que venden parte de la droga, pero que en un momento dado y ante el temor de ser detenidos, dejan una maleta cerrada con parte de la droga en el establecimiento en el que se hospedan, por lo que esta sustancia es incautada por los investigadores, tratándose de 1.100 gramos de polen. Aquí se vuelve a hacer patente el uso de la coacción, el miedo e incluso la violencia que nuevamente vuelven a emplear para que se realice el pago de la droga perdida.

De la misma forma se realizaron diversos viajes a la comunidad gallega para subir hachís, y traer de vuelta cocaína, para lo que emplean a un vecino de Alcalá del Valle conocedor de la zona por haber residido allí. Estas actividades fueron controladas por los agentes, permitiendo de esta forma conocer la estructura y roles desempeñados por los miembros de la organización.

Toda esta información permitió a los agentes tener conocimiento de que varios miembros de la organización se desplazarían a la localidad de dos Hermanas (Sevilla), para recoger dos kilos de cocaína de gran pureza, extremando las medidas de seguridad. A pesar de esto, a la vuelta se procedió a la interceptación del vehículo que traía la droga deteniendo en la AP-4, a la altura de Jerez de la Fra. a los dos ocupantes del turismo que traía la droga.

Se pudo conocer que la organización esperaba un envío procedente de Cuba, y que sería trasladado a Sevilla tras hacer escala en Madrid, por lo que se organizó todo el dispositivo, que llevó a la detención de los organizadores del envío y a la incautación de los 20 kilos de cocaína líquida que se camuflaba en el interior de latas de zumos tropicales, destacando en el planeamiento de todo ello un ciudadano cubano afincado en nuestro país y con numerosos antecedentes por hechos similares.

Tras esta última incautación, se procedió a la detención del resto de personas vinculadas con esta organización, que aún se encontraban en libertad, llegando a completar un total de 15 detenidos y dos imputados,, encontrándose estos dos últimos en prisión por su participación en la operación "Tobera", donde llevaron a cabo el secuestro y asesinato de un vecino de Cuartillos, como represalia por la desaparición de una cantidad de hachís, lo que hace comprender el terror que provocaban entre los demás miembros de la organización cuando tenían que hacer frente al pago de una deuda.
 

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