La noticia saltó antes de lo debido antes incluso del pistoletazo de salida para que se decidiera en la Junta General de Accionistas del Betis, si la continuidad estaba asegurada o si por el contrario, habría un golpe de efecto radical de Manuel Ruiz de Lopera y Manolo Castaño.
Sin embargo, el combate ni se celebró por KO técnico, pese a que Lopera y Castaño se acreditaran en una asamblea a la que finalmente, ni siquiera asistieron.
Una decisión, que tal y como explica Farusa en un comunicado, atiende a esta serie de razones: "La decisión se ha adoptado en el contexto de las referidas conversaciones y reuniones que vienen celebrándose, sin que por supuesto ello pueda considerarse desistimiento o renuncia a cualquiera de las posiciones jurídicas defendidas por FARUSA en los distintos procedimientos judiciales, que están en curso”, rezaba.
Con este panorama, López Catalán y Haro se proclamaron ganadores y fue el vigente presidente de la entidad bética, Juan Carlos Ollero, quien tomó la palabra presentando un balance económico positivo: "Para reflotar al club. Se ha dado prioridad a la parcela deportiva, respetando siempre el control económico. Hemos regresado a Primera sin menoscabar la estructura financiara, con un beneficio 1,5 millones de euros y todos los activos del Betis, ya están disponibles”, manifestó.
Seguidamente, quedó descartado uno de los puntos importantes del día; el de la modificación de los estatutos actuales, al no estar presente el 50 por ciento del capital social que rozó el 30 por ciento.
Tras la abrumadora mayoría que mostró su apoyo a todos los miembros del consejo de administración y pese a las quejas de Bitton ante notario, alegando que existían accionistas fallecido acreditados, la Junta acabó dando su aprobación a todas las cuentas.