Aunque no suma puntos para la Liga, el vital triunfo en el Villamarín del pasado miércoles sí suma en motivación y otros aspectos fundamentales que bien pueden servir para levantar el vuelo del equipo fuera de casa.
Tras el traspiés, otro más, del fin de semana en Granada, los hombres de Unai Emery necesitaban asaltar el estadio del Betis en la ida de octavos del derbi copero y así fue. Además, no sólo se llevó en el zurrón un casi definitivo 0-2 que le pone con pie y medio en cuartos, sino que además se llenó de sensaciones en el territorio más hostil para hacerlo. Y es que el equipo sevillista no anda nada bien a domicilio, tal y como reflejan los números de una primera vuelta liguera en la que no ha logrado ni un solo triunfo lejos de Nervión. Únicamente iluminaban a los pupilos de Emery la victoria lograda en la ronda anterior de Copa frente al Logroñés.
Pero ganar un derbi, ya sea en Copa, Liga o Europa, no deja indiferente a nadie. A falta de resolver la eliminatoria el próximo martes en Nervión, los rojiblancos levantaron su muro en el Villamarín con una férrea defensa, con las excepciones de un Kolo que no termina de cuajar, y sobre todo en un centro del campo donde de nuevo brilló con luz propia el uruguayo Cristóforo, el mejor fichaje navideño hasta la fecha.
Con todo y con esto, al equipo le falta intensidad y, lo que es peor, ganas por rematar los partidos cuando más de cara los tiene. Le pasó frente al Betis, al que pudo dejar en la cuneta si hubiera apretado lo que casi todo el mundo esperaba, pero le faltó punch.
Ahora toca seguir con la racha victorioso en casa frente al Athletic y rematar la faena en el derbi copero del martes. Pero de reojo ya se mira hacia el Calderón, donde el equipo tendrá otra reválida a domicilio más que importante frente al Atlético de Madrid.