¿Es complicado sincronizar movimientos? ¿Aun lo es más a la distancia? ¿Cómo puedes practicar la natación sincronizada sin agua?
¿Es complicado sincronizar movimientos? ¿Aun lo es más a la distancia? ¿Cómo puedes practicar la natación sincronizada sin agua? ¿Y si además todas están confinadas en sus domicilios?
El equipo español de natación sincronizada ha respondido a todas estas preguntas y ha demostrado que con la disciplina de siempre y la utilización de skype, era posible.
Todas tuvieron que abandonar el CAR, el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat del Vallés donde tienen su base permanente, después de que el pasado viernes 13 se cerrara a causa de un positivo por coronavirus.
Y muy pronto se dieron cuenta de que todo el trabajo que han estado haciendo todos estos meses encaminado a su clasificación para los Juegos de Tokio (está confirmado el dúo, pero el equipo tiene que ganárselo en un preolímpico que ahora se ha pospuesto inicialmente hasta junio), no podía perderse.
Así que buscaron herramientas tecnológicas para estar conectadas. Pensaron en el WhatsApp, pasaron al Facetime, pero finalmente se dieron cuenta de necesitaban estar conectadas doce a la vez. Entonces recurrieron al skype.
"Hacemos el mismo horario que antes", admite a EFE Mayuko Fujiki, la seleccionadora del equipo español. Eso significa trabajar cuatro horas por la mañana y tres por la tarde.
A las ocho de la mañana, todas están frente a la cámara para los buenos días. Después y a partir de las nueve cada nadadora trabaja individualmente en casa: calentamiento, gimnasia, ejercicios en seco, flexibilidad y de apnea.
A las 15:30 es el momento de la videoconferencia y de pulir, aunque sea en la distancia, las coreografías. Hay que cruzar los dedos para que todo vaya como la seda y que la latencia no sea diferente en cada conexión.
"Creamos grupos de equipo y de dúo por skype y una parrilla de horarios para cada uno", insiste la seleccionadora, quien valora especialmente la ayuda prestada desde el primer momento por Montse Bellver, la jefa de la unidad de la medicina del deporte del CAR de Sant Cugat.
La mayoría del equipo reside en Barcelona, dos nadadoras están en Madrid, una en Sevilla y otra en Canarias. "Ahora estamos ocupadas analizando más vídeos que antes, que siempre estábamos en el agua", comenta Mayu.
Dice la seleccionadora que el equipo tiene un psicólogo a su disposición, pero que de momento no ha sido necesario utilizar sus servicios. "Es un equipo que desprende ilusión, ganas de trabajar y no hemos parado. Siempre buscamos el lado positivo de las cosas", insiste la entrenadora.
El problema del equipo español de sincronizada es común al del resto de nadadoras. La normativa prohíbe la utilización de piscinas y el tiempo se les echa encima.
"El CAR intentó crear una burbuja para nosotras y para otros deportistas olímpicos, pero ahora mismo no es posible. Hemos intentado conseguir una piscina, pero sin éxito, porque es un peligro tanto para los encargados de mantenimiento como para los deportistas", insiste.
Fujiki espera que el CAR vuelva a abrir sus instalaciones "lo más pronto posible", mientras tanto el skype es la solución. A las ocho todas en pie, a las nueve empiezan las rutinas y a partir de las 15:30 frente a la cámara es hora de sincronizar en la distancia.