Azul candelaria y plata son los colores que te representan. Luz y vida la palabras que te designan. Amor y dulzura los sentimientos que despiertas.
A la memoria me viene cómo iba a Cádiz con mi madre cada vez que podía y me acercaba al taller de Luis y le pedía, encarecidamente, poder ver cómo iba la talla, cómo poco a poco iba pasando de la madera al estuco, del estuco al color, del color a la vida…
Fue allá por junio del año 2005, cuando tres “Ángeles” y don Diego te bendijeron en nuestra parroquia, en la Prioral. Poco a poco nos fuiste calando, primero recelosos por el cambio de titular pero pronto colapsados por el inmenso amor que tu mirada nos infundía.
Un recuerdo imborrable fue tu primera salida, la más esperada por todo el mundo cofrade. La niña de la Prioral, sí, la “niña” abría las puertas del templo y Cristo Resucitado después de años, volvía a estar arropado y acompañado por su madre.
La Puerta del Sol brillaba a reventar, no aún por el sol que tímidamente aparecía, sino por la puesta en escena del primer palio gaditano un Domingo de Resurrección. Sí, de nuevo ultramar y plata, no podrían ser otros colores los que te acompañasen, el himno de España sonaba…
Experiencias vividas desde el silencio, solo compartidas y sobre todo sentidas, en entre tu mente y tú.
Nuestra Señora de la Alegría tiene su gente y su sitio en nuestra Semana Mayor y es que en 2015 cumplirá 10 años desde que se bendijo; para mí y muchas otras personas sería la fecha perfecta y lógica para que volviera a participar en el cortejo procesional y así seguir engrandeciendo el día mas importante del año, ya que “Si Cristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra fe”.
A mi niña sí, a mi niña...