La Plaza de Toros de La Isla pronto tendrá en su patio de cuadrillas otro azulejo conmemorativo de un gran evento celebrado en su ruedo. Y es que el ságbado se despidió definitivamente, con corte de coleta incluido, la máxima figura del toreo, con respeto al maestro Rafael Ortega, que la tierra rodeada de salinas y esteros ha parido.
Francisco Ruiz Miguel, pudo haber escogido cualquier Plaza del Mundo para retirarse del toreo, pero como buen “cañailla” ha preferido irse en la humilde pero histórica plaza de su tierra., rodeado de sus paisanos, amigos, y saliendo por la Puerta Grande a hombros de los toreros, quienes en señal de admiración le llevaron en volandas hasta el hotel.
Lució el maestro un terno malva y oro, el mismo que vistió en Sanlúcar aquel 28 de febrero del 2012 para dar la alternativa a su paisano David Galván, se “lió” con el mismo capote “purísima y oro” bordado con la imagen de la Virgen del Carmen que estrenara el día de su alternativa. Recogió una gran ovación de los asistentes y compañeros de cartel al romperse el paseíllo, que el torero en señal de respeto y por tratarse de una tarde especial hizo desmonterado.
A su primer toro un “zapatito”colorao, lo recibió con verónicas a pies juntos rematadas con media. Tras un largo brindis a sus compañeros de cartel, compartido después con el público, comenzó su faena de muleta por bajo. El toro no ayudó en demasía ya que salía suelto de las tandas buscando las tablas. Cortó una oreja tras una estocada corta y atravesada.
La faena del cuarto de la tarde se la brindó a su esposa Lola, que ocupaba una barrera tras el burladero de matadores. No fue el toro soñado para una despedida ya que resultó áspero en sus embestidas y no rebosaba en la muleta. No obstante Ruiz Miguel tiró de casta y oficio y como si se estuviera jugando la temporada consiguió sacar agua de un pozo seco, a base de exposición y raza. Lo despenó de pinchazo y media, cortándole un apéndice.
Tras la vuelta al ruedo, donde recibió una placa homenaje de los alumnos de la Escuela Taurina de “La Isla”, su hijo le “cortó la coleta” entre el aplauso de los asistentes y toreros.
Padilla brindó la muerte de su primer enemigo a Ruiz Miguel. El toro era brusco en sus embestidas y el jerezano le” bajó los humos” comenzando su faena de muleta por bajo. El toro protestaba en sus embestidas y el “pirata” le instrumentó una faena llena de pundonor y entrega conectando con el público. Tras una fulminante estocada paseó las dos orejas.
El quinto de la tarde fue sin duda el mejor del encierro. El diestro lo recibió con una larga cambiada en el tercio seguida de unas buenas verónicas rematadas con media. El toro colocaba muy bien la cara en sus embestidas e iba embebido en los engaños. Comenzó su faena con derechazos de rodillas. Quizás el torero no aprovechó en demasía el buen pitón izquierdo del toro y basó su faena sobre la mano derecha. Fue un buen toro pero al final de faena miró en varias ocasiones a tablas, lo que sin duda alguna le costó que fuera indultado tal y como pedía el público. Lo mató de media estocada tras dos pinchazos y cortó una oreja.
David Galván demostró que no venía esta tarde como complemento a un cartel en el que actuaba junto a un veterano maestro y al líder del escalafón taurino. A su primer toro, sin duda el menos enrazado de la tarde, lo recibió por verónicas a pies juntos. Tras brindar la muerte de su enemigo al maestro, comenzó su faena a media altura sin molestar al toro. El animal se apagó pronto y buscó el abrigo de las tablas. Antes David logró robarle lo poco que tenía dentro. Tras una estocada sin puntilla le cortó dos orejas.
Al sexto de la tarde le instrumentó una serie de verónicas intercalando en ellas “chicuelinas” y rematadas con larga cordobesa. Con la muleta se inventó una faena ante un toro que se apagó pronto estando siempre muy por encima de las condiciones del animal. Tras otro estoconazo le cortó el rabo.
Datos para la Historia:
El maestro Ruiz Miguel se vistió de luces , “malva y oro” en el Hotel Salymar sito en la C/ Real 32, a unos quinientos metros de la Plaza de Toros, y hasta él fue llevado en volandas por los toreros al finalizar el festejo en el que cortó dos orejas, una a cada toro.
Su primer enemigo fue un colorao de la ganadería de “La Dehesilla” herrado con el nº 7 y de nombre “Capitán”. Su segundo toro, último de su carrera, lucia el hierro de José Luís Pereda, negro de capa, herrado con el nº 90 y de nombre “Tumbado”.
El pasodoble que sonó en su primer toro fue “Morante de la Puebla” y en su segundo “Puerta Grande”.
La cuadrilla que acompañó al maestro en esta tarde fue:
-Picadores: Manuel Morales y Juan Melgarejo.
-Banderilleros: Víctor Nieto, Juan M. Montoya y Rafael Pacheco.
-Mozo de Espada: Daniel García Arana (hijo del recordado “El Garbanzo”, quien durante tantos años sirviera las espadas al maestro isleño).
Compartió cartel con Juan José Padilla y David Galván.