No hacía falta esperar a los datos de paro registrado del mes de noviembre para constatar que ni las medidas puestas en marcha por el presidente del Gobierno ni las que dice que va a tomar han logrado frenar la sangría de paro ni han mejorado ni un ápice las expectativas de familias y empresas. El fracaso es rotundo y eso a pesar de que tengamos que escuchar, sin dar crédito a lo que oímos, cómo la señora Maravillas decía al presentar los datos que “se ha producido una desaceleración en el aumento del paro en noviembre con relación a octubre”. Hace falta tener poca sensibilidad. Tras una frase así un responsable del Ministerio de Trabajo de cualquier país estaría ya haciendo las maletas.
Los datos de paro son pésimos, se acerca a los tres millones y sin contar los casi 300.000 que por el invento de Caldera se sacaron de las listas, y dejan un rastro de empobrecimiento y de frustración en miles de familias españolas. Pero es que además los datos conocidos de afiliación a la Seguridad Social son catastróficos. El sistema ha perdido en un año casi 700.000 cotizantes y este dato es fundamental para medir el batacazo de la actividad económica, con toda seguridad mayor de lo que dicen las cifras oficiales.
Además, por supuesto, de poner en un brete al sistema público de pensiones, si no se corrige. Atrás quedan ya los más de 20 millones de población activa de los que presumía Zapatero hace apenas unos días a sabiendas de que estaba dando un dato falso. A partir de hoy ya no valen más engaños. Este gobierno es incapaz de tomar medidas, las capaces de parar la sangría del desempleo y las que ofrezcan un mínimo de confianza a las empresas que son las que deben crear empleo.
La venta de los 300.000 puestos de trabajo que se crearán con los 11.000 millones que dice el gobierno va a poner encima de la mesa es tan ridículo a la vista de la demoledora realidad (es lo que se destruye en mes y medio) que debería hacer pensar al “ejecutivo de las políticas sociales” que no está haciendo bien las cosas o que no tiene ni idea de lo que hay que hacer. Dónde habrá quedado aquella afirmación de Zapatero en la que en plan solemne, como a él le gusta, decía que la peor cifra de paro de su gobierno nunca sería tan mala como la mejor de Aznar. Pues a tragar, para desgracia de los más de 3.000.000 millones de hogares que lo están pasando rematadamente mal.