"El anuncio está bastante cerca en el tiempo", afirmó Medvédev, quien añadió que la decisión de postular a un segundo mandato de seis años la adoptará "de manera responsable" en interés del pueblo ruso.
La decisión política, indicó, "debe tomarse en el preciso momento, cuando se den las condiciones para ello y cuando éste vaya a tener un impacto político decisivo".
"En nuestras manos está el destino de muchas personas. No podemos pensar sólo en nuestras ambiciones personales", señaló Medvédev ante la insistencia de casi un millar de periodistas concentrados en el centro de alta tecnología de Skólkovo, conocido como el Silicon Valley ruso.
Aseguró que él y el primer ministro ruso, Vladímir Putin, que tampoco descarta regresar al Kremlin, son "correligionarios".
"Nos conocemos desde hace más de 20 años. Coincidimos en muchas cosas, aunque no en todo. Desde el punto de vista estratégico, somos muy cercanos. De lo contrario, no podríamos trabajar juntos", dijo.
Pero "esto no significa que no tengamos divergencias", remarcó, y entre ellas citó que él es partidario de una rápida modernización, mientras que Putin sostiene que debe ser un "proceso paulatino".
Medvédev descartó que él y Putin vayan a competir el uno contra el otro en los cruciales comicios presidenciales de principios de 2012.
"Hay competencia que es buena y otra que lleva al país a un callejón sin salida", opinó.
El presidente ruso también dio a entender que, de presentarse a la reelección, espera contar con el apoyo del primer ministro, pues confía en que en ese caso tendrá el respaldo "de las mismas fuerzas" que le promovieron a su primer mandato, en alusión al partido Rusia Unida que lidera Putin.
En la maratoniana conferencia de prensa de este miércoles, un Medvédev sonriente y bien dispuesto encaró los más diversos temas, desde la posible respuesta de Rusia al despliegue del escudo antimisiles por Estados Unidos hasta la posibilidad de alquilar las dos plazas de garaje que tiene la esposa del presidente.
"Si Estados Unidos fuerza el despliegue de un sistema de defensa antimisiles en Europa, Rusia se reserva el derecho de abandonar el nuevo tratado (de desarme nuclear) START", avanzó.
La respuesta rusa, advirtió, será el despliegue masivo de armas nucleares ofensivas.
"Se tratará del desarrollo de un potencial de armas nucleares de ataque", dijo.
Medvédev insistió en que en este contexto quisiera llamar "la atención de todos los socios de la OTAN".
"Estamos dispuestos a cooperar, pero confiamos en que recibiremos las garantías de que los potenciales (del escudo antimisiles) no apuntarán contra nosotros", recalcó.
Consciente del escaso apoyo que suscitó en Rusia la decisión de abstenerse durante la votación de la resolución de la ONU que dio luz verde a las operaciones aéreas contra Libia, Medvédev arremetió contra Occidente por excederse en la aplicación de su mandato.
Medvédev no solo aseveró que no apoyará una decisión similar respecto a Siria, sino que también calificó de "manipulación" la "libre interpretación" de la resolución sobre Libia por parte de los países occidentales.
"Yo no apoyaré una resolución así (respecto a Siria), incluso si me lo piden mis amigos y conocidos", dijo.
Según Medvédev, "el presidente (Bachar al) Asad declaró (el inicio de) reformas y hay que hacer que esas reformas sean eficaces, en vez de procurar presionar con resoluciones, por cuanto, como regla general, no conducen a nada".
"La libre interpretación (de las resoluciones) en definitiva crea una situación totalmente distinta, relacionada con aviones y tanques, y no con medidas estatales de influencia", recalcó.
En los últimos meses, Medvédev consiguió acortar la desventaja en popularidad con Putin, que ha sido muy criticado desde la crisis financiera por su incapacidad para frenar el alza de los precios y el aumento del desempleo.
También Putin evita por el momento pronunciarse sobre la participación en las presidenciales y sostiene que él y Medvédev acordaron "hace mucho tiempo que alcanzarían una decisión consensuada sobre las elecciones de 2012, en aras de los intereses del pueblo ruso".
Putin, que llegó al Kremlin tras la renuncia de Borís Yeltsin, tuvo que ceder a Medvédev el cargo en mayo de 2008 porque la Constitución rusa impide el ejercicio de más de dos mandatos presidenciales consecutivos.