La decisión del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco de archivar la causa contra el lehendakari vasco, Juan José Ibarretxe, el actual candidato a lehendakari por el PSOE, Patxi López, y contra el dirigente de Batasuna, Arnaldo Otegi, por los contactos que mantuvieron durante la pasada tregua de ETA, pone fin a un proceso judicial que era absurdo por partida doble, a la vez que, de forma paralela, se pone el último punto y final a las tensiones y la crispación política que se vivieron en la pasada legislatura con todo lo relacionado con el terrorismo entre el PP y el Gobierno central. Y es que este juicio no tenía ningún sentido, ya que resulta incomprensible que se quiera juzgar a dos políticos por hablar con el entorno de ETA cuando el Gobierno era el que se encontraba sentado con los propios terroristas buscando un acuerdo de paz. Pero la pasada legislatura se caracterizó por el todo vale con tal de hacer política con cualquier tema vinculado al terrorismo y se llegó a esa denuncia que carecía de sentido común, ya que no comprensible que un Gobierno pueda hablar con ETA pero los políticos no lo puedan hacer con las supuestas ramas políticas de esos mismos asesinos. De igual manera, aunque ésta sea una cuestión más problemática y choque con planteamientos muy determinados de una parte de la sociedad, hay que asumir que los políticos están para buscar soluciones y el abrir un proceso de diálogo con Batasuna para intentar buscar un camino que lleve a la paz debe ser uno de sus cometidos, sobre todo cuando lo que se hace es hablar y procurar sentar unas bases de negociación y no cerrarla unilaterlamente, aunque se puede aceptar que esta opción pueda ser rechazada por una parte de la sociedad.
Otra cuestión completamente distinta a las planteadas es si la decisión del TSJPV ha roto o no la campaña electoral del PNV, que quería hacer de este juicio su eje principal, para vender a los electores vascos que debían enfrentarse a la justicia por defender un diálogo que, para la gran mayoría de los vascos, tiene todo el respaldo popular. Pero ése es un problema del PNV y de la misma manera que no era aceptable la crispación de la pasada legislatura por intereses partidistas, tampoco lo es que ahora se utilizara este juicio para ganar unas elecciones.