Y ahora, la versión actualizada: La hormiga trabaja a brazo partido todo el verano bajo un calor aplastante. Construye su casa y se carga de víveres para el largo y gélido invierno. La cigarra piensa que la hormiga es tonta y se pasa el verano de turista, bailando y de juerga en juerga. Cuando llega el invierno la hormiga se refugia en su casita donde tiene lo que le hace falta hasta la primavera. Un día, helada de frío, pero saliendo de un bar de copas, la cigarra organiza con unos folloneros una rueda de prensa en la que se pregunta ¿por qué la hormiga tiene derecho a vivienda y comida cuando quiere, cuando ella está pasando frío y hambre?
Por su parte, televisiones sin prisa, cadenas estatales y cadena RES, organizan un programa en vivo, en el que la cigarra sale pasando calamidades, y a la vez muestran extractos de un vídeo donde la hormiga aparece calentita en su casa y con abundante comida en la mesa.
Los españolitos de a pie se sorprenden de que en este país tan moderno como el nuestro, dejen sufrir a la pobre cigarra mientras otros viven holgadamente. Las asociaciones contra la pobreza se manifiestan delante de la casa de la hormiga. La televisión estatal, transmite en directo la protesta. La prensa escrita más progresista escriben una serie de artículos en los que cuestionan cómo la hormiga se ha enriquecido a espaldas de la cigarra e instan al gobierno a que en solidaridad aumenten los impuestos de la hormiga.
Como las encuestas de opinión aprietan al presidente del gobierno, éste elabora una ley sobre la igualdad económica, en cuya exposición de motivos se dice abiertamente que la hormiga es una rémora del franquismo y promueve en el congreso una ley antidiscriminatoria, con carácter retroactivo eso sí, contra las hormigas.
Los impuestos de la hormiga han sido aumentados, y además tiene que pagar una multa por no contratar la cigarra, a la que se le produjo “un maltrato psicológico”. Un juez estrella, embarga la casa de la hormiga, porque ésta no tiene suficiente dinero para pagar multa e impuestos. La hormiga termina yéndose de España…
Que cada uno extraiga sus conclusiones. Al fin y al cabo, para eso están las fábulas, para imaginar y novelar. Pero en esta ocasión hay demasiadas similitudes con la vida real, y eso que les he quitado los nombres y les he ahorrado algunos párrafos. Que si no…
Pero ya verán que al final no pasa nada. La cigarra pedirá una subvención…y se la darán. ¡Panda de…osos hormigueros!