Apenas una hora después de que la Cámara alta checa aprobara in extremis la ley de carácter constitucional sobre el documento, Klaus volvió a echar sombras sobre el tratado, al asegurar que su ratificación “no está en el orden del día”.
Antes, indicó, esperará a ver si los parlamentarios opuestos al texto comunitario impugnan su aprobación ante el Tribunal Constitucional y, en ese caso, aguardará al dictamen de la corte.
Ya antes, el presidente Klaus había advertido de que sólo estamparía su rúbrica a la ratificación del Tratado de Lisboa después de la prevista repetición de un referéndum al respecto en Irlanda.
Pero no sólo el jefe del Estado está poniendo trabas. Ayer en el Senado de Praga, con 79 de los 81 senadores presentes, sólo 54 legisladores lo hicieron a favor, frente a 20 que se opusieron.