Según la televisión pública, el acto se celebró en el hoseiniye (mezquita chií) de Imam Jomeini en el norte de Teherán.
En las imágenes, que fueron diferidas por la televisión estatal, destacaba la presencia en el acto del jefe del poder judicial, el ayatolá Mahmud Hashemi Shahrudi, el presidente del parlamento islámico, Ali Lariyani y el jefe del Consejo de Guardianes, el ayatolá Ahmad Yanati.
Sin embargo destaca la ausencia del jefe de la Asamblea de Expertos, el ayatolá, Ali Akbar Hashemi Rafsanyani, y otros personajes reformistas como el ex presidente iraní, Mohamad Jatami, quienes han cuestionado los resultados electorales.
En la orden escrita que ratifica el segundo mandato del ultra conservador Ahmadineyad, el líder supremo calificó de “esperanzadora” la participación de más de 40 millones de votantes en las elecciones del pasado 12 de junio.
Jamenei dijo asimismo que la participación de 85% de votantes en las elecciones fue un voto de confianza a la República Islámica, a su lucha contra la pobreza, contra la corrupción y contra la discriminación así como su lucha sin cuartel contra la arrogancia mundial.
“Fue un voto sin precedente del pueblo al presidente electo y a su funcionamiento durante los pasados cuatro años”, dijo Jamenei en su discurso, leído por el jefe de su oficina, el hoyatolislam Mohamadi Golpayegani.
Por su parte Ahmadineyad dijo durante el acto que el pueblo de Irán debe tener un papel activo en la administración del mundo.
“La presencia activa en la escena internacional es un deber nacional”, dijo Ahmadineyad al trazar la líneas generales de su segundo mandato en la presidencia de Irán.
Ahmadineyad añadió que ya han pasado aquellos tiempos en que las potencias arrogantes dictaban las normas a otros países y les advirtió de que dejaran de interferir en los asuntos internos de los demás.
Durante el primer mandato de Ahmadineyad, en los pasados cuatro años, se ha elevado drásticamente el desempleo, la inflación y la marginación internacional de Irán.
El acto de la investidura de Ahmadineyad se va a celebrar mañana en el parlamento islámico y a partir de entonces tendrá un plazo de dos semanas para presentar al parlamento los miembros de su nuevo gabinete.
El pasado 13 de junio, el Ministerio iraní del Interior presentó a Ahmadineyad, como “el ganador” de los comicios frente a otros tres candidatos que calificaron de “fraudulentas” las elecciones y presentaron denuncias contra los resultados.
Los partidarios de los candidatos reformistas salieron a las calles en principales ciudades iraníes, especialmente en Teherán, para protestar contra el resultado de las elecciones.
Las pacíficas manifestaciones fueron reprimidas por la policía, las fuerzas de Basij (milicia islámica) y los Guardianes de la Revolución, con un balance oficial de 20 muertos y miles de detenidos.
Un primer juicio a un centenar de detenidos durante las manifestaciones, entre ellos destacados activistas políticos reformistas, se celebró el domingo ante un tribunal revolucionario de Teherán donde el vice fiscal acusó a los detenidos de colaborar con los enemigos extranjeros para hacer una revolución de terciopelo durante las elecciones.