El atentado ocurrió en una rotonda cercana al centro de la ciudad y tenía como objetivo el convoy del jefe de la Policía del distrito de Injil, Khwaja Esa, que resultó herido, dijo a Efe el portavoz policial de Herat, Noor Ahmad Nikzad.
Se trata del cuarto intento de atentado contra Esa, aseguró a la agencia afgana AIP el jefe de la Policía provincial, Asmatullah Alizai, quien informó de que dos de los muertos eran guardaespaldas suyos.
Según Nikzad, el explosivo fue accionado por un dispositivo de control remoto y causó la muerte de dos policías y diez civiles, aunque más tarde la oficina presidencial emitió un comunicado en el que redujo a diez las víctimas mortales, la misma cifra que confirmó Interior.
El ataque se produjo poco antes de 8.00 horas (03.30 GMT), en un momento de intenso trasiego de los afganos que se dirigen al trabajo, de ahí que la mayoría de las víctimas fueran civiles.
Nikzad acusó del atentado a los “enemigos del país”, el eufemismo que emplean las autoridades afganas para referirse a los insurgentes talibanes, y estos asumieron más tarde la autoría a través de su portavoz, Qari Muhammad Yousaf Ahmadi.
Ahmadi, que mantuvo que Khwaja Esa había perecido junto a otros diez policías, añadió a la citada agencia que el explosivo destruyó dos vehículos policiales.
En un comunicado posterior, el Ministerio del Interior aseguró que el explosivo era una mina y que ésta explosionó en un cruce cercano a una comisaría.
Por otro lado, el numero dos de Al Qaeda, Ayman al Zawahri, dijo ayer que su grupo sigue dispuesto a una tregua si los países occidentales “cesan la agresión contra los musulmanes”.
En una entrevista difundida por un foro de islamistas que suele incluir comunicados y vídeos de Al Qaeda, Al Zawari acusó también al presidente estadounidense, Barack Obama, de “vender ilusiones” y no comprender la ira del mundo islámico hacia Estados Unidos. Al Zawahri dijo que siguen vigentes “dos antiguas iniciativas” del máximo líder del grupo, Osama bin Landen, para EEUU y Europa.