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La "Operación resplandor" y el hueso fantasma

La novela 'El resplandor', un éxito de Stephen King, es el libro que hallaron los investigadores en el cuarto que Bretón tenía en casa de su padres

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La "Operación resplandor" es el nombre con el que la Policía denominó a la investigación del caso de la desaparición de los niños Ruth y José cuando tuvieron la sospecha de que su padre, José Bretón, los había asesinado.

La novela "El resplandor", un éxito de Stephen King, es el libro que hallaron los investigadores en el cuarto que Bretón tenía en casa de su padres. Junto a ese libro encontraron otro de autoayuda de cómo hacer amigos.

El resplandor relata la historia de un hombre que empieza a sufrir trastornos de personalidad al llegar a un hotel abandonado, lugar al que se había trasladado con su mujer e hijo.

Una vez allí, el hombre, quizás influenciado por sus fantasmas internos, comienza la persecución hacia su familia para intentar matar a su esposa y a su hijo pequeño. Una historia que, aunque muy alejada de la realidad, para los investigadores podía tener cierta similitud con el caso que tenían entre manos.

El agente que estuvo con Bretón en todo momento desde el inicio de la investigación ha descrito al acusado como una persona "fría, distante y poco emocional", que tuvo un episodio de intento de suicidio quince años atrás tras una ruptura sentimental y que ahora seguía el mismo patrón de actuación.

Un hombre que "habla de prostitutas" y que se mostraba "jovial" mientras que a pocos metros se analizaba una hoguera donde se habían encontrado unos restos óseos que podían ser de sus hijos.

Cuando el agente encontró el libro y Bretón le confesó su admiración por el actor Jack Nicholson por su interpretación en "Mejor... imposible", donde daba vida a escritor obsesivo maniático, no tuvieron dudas sobre el nombre que llevaría la investigación: "Operación resplandor".

Una investigación que pasó de desaparición a criminal al encontrar los restos óseos en la hoguera que Bretón hizo en la finca de "Las Quemadillas" el día que supuestamente perdió a sus hijos.

Unos restos que inicialmente fueron catalogados como "de animal" por una perito policial y que diez meses después fueron determinados como "humanos" por un reconocido antropólogo forense externo a la investigación.

Fue en este momento cuando el letrado de Bretón dio un giro a su defensa y comenzó a cuestionar la cadena de custodia de los restos óseos hablando de "manipulación" de la hoguera y "contaminación" de las pruebas.

Y en el centro de la polémica el hueso etiquetado como número 8. Un pequeño hueso de casi dos centímetros que fue recogido en la hoguera y desapareció cuando iba a ser analizado por forenses en Madrid.

El hueso "fantasma", tal y como lo ha descrito el abogado defensor, para cuestionar así toda la cadena de custodia de los restos óseos, principal prueba de la Fiscalía y la acusación particular para sentar a Bretón ante el jurado popular.

En lugar del hueso, en su correspondiente caja, que había sido debidamente precintada y custodiada, aparecieron "polvillos" y cenizas.

Los forenses y científicos rechazan la "evaporación" de la prueba y aportan un argumento "lógico". Debido al estado de carbonización y fragilidad del hueso, el simple movimiento de la caja puede provocar su desintegración.

Un "hueso fantasma", según la defensa, que en cualquier caso en un resto más de los más de 120 que se encontraron calcinados en la hoguera y que las declaraciones de los peritos deberán confirmar en próximas sesiones si pertenecen a dos niños de entre 2 y 6 años.

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