La composición de una sola delegación opositora siria que agrupe a las distintas facciones armadas y que incluya a la mayoría de las plataformas políticas existentes es hoy uno de los principales escollos para avanzar en la negociación de paz de Siria auspiciada por la ONU..
Cuando el enviado especial de la ONU para Siria, Staffan De Mistura, anunció que pretendía convocar la cuarta ronda de negociaciones para intentar avanzar en el proceso político que ponga fin a seis años de guerra, y que comenzó el pasado jueves, pidió a las fuerzas opositoras que intentaran conformar una sola delegación.
Sin embargo, el mediador recibió hoy por separado a dos de los grupos opositores, tras reunirse el sábado con un tercero, a pesar de que se suponía que todos estaban incluidos en la delegación de la Comisión Suprema de las Negociaciones (CSN).
"No formamos un solo grupo ni estamos fragmentados, simplemente somos grupos diversos que nos coordinamos", dijo hoy en rueda de prensa Jihad Makdissi, jefe de delegación del Grupo de El Cairo, tras su encuentro con el mediador.
A pesar de las reiteradas preguntas al respecto, Makdissi fue muy ambiguo y evasivo respecto no solo a su relación con las otras formaciones, sino a sus intenciones y deseos.
En lo que sí insistió Makdissi, antiguo portavoz del ministerio de Exteriores, es que la transición política en su país "debe hacerse de forma mutua con el Gobierno".
Más claro fue Hamza Mondher, jefe de delegación de la Plataforma de Moscú, que en otra comparecencia ante la prensa tras entrevistarse con De Mistura dijo que su objetivo era lograr "una sola delegación" opositora.
"Queremos una sola delegación, no una delegación unificada, pero sí una sola delegación", indicó Mondher, que aclaró que no puede ser una formación unificada porque "no tienen un programa común".
"Hago un llamamiento a las otras plataformas para poder lograr mantener un encuentro tripartito y avanzar en el proceso de conseguir una sola delegación", agregó.
Para ello, sostuvo que ya se han reunido con el Grupo de El Cairo y que trabajan para poder encontrarse con la CSN, dejando claro que no se reúnen de forma ordinaria.
"A veces las partes insisten en la forma o en la substancia y lo que hay que hacer es estar de acuerdo en los principios y los valores", aseguró Mondher, quien dijo que si no se logra una delegación unificada "sólo habrá más derramamiento de sangre".
Un par de semanas antes de que comenzara este cuarto proceso negociador, se anunció la formación de la nueva delegación de la CSN, con dos novedades: incluía más grupos armados -la mitad de los 21 delegados- e incorporaba a cinco representantes de las dos formaciones opositoras toleradas por el régimen: el Grupo de El Cairo y la Plataforma de Moscú.
Una sola delegación era una reivindicación tanto del régimen, que quería negociar con los grupos armados con los que se enfrenta y con opositores "del interior" y no con exiliados políticos a los que acusaba de no estar en contacto con la realidad del país, y del propio De Mistura.
Éste, como mediador del proceso diplomático, ha repetido en reiteradas ocasiones que su trabajo sería más fácil si sólo tuviera que lidiar con dos delegaciones -la oficial y la opositora- y no con cuatro, como en las tres rondas de 2016, y anunció que no cejaría en su intento de que esto se haga realidad.
En la ceremonia de bienvenida que organizó De Mistura el jueves, al inicio de este cuarto proceso, la delegación opositora incluía a todos los delegados anunciados, pero cuando las reuniones de trabajo comenzaron, los tres grupos se volvieron a fragmentar.
Ambos dijeron regirse por la resolución 2254 del Consejo de Seguridad que establecer un proceso de transición con un gobierno incluyente, la redacción de una Constitución y la convocatoria de elecciones supervisadas por la ONU y en las que participe la diáspora.
Aunque Mondher no entró en detalles, Makdissi sí especificó que su formación aboga por elegir primero un Parlamento para después redactar una nueva Constitución, cuando la resolución 2254 especifica el orden contrario.
Mientras, ni el propio mediador, ni nadie de su equipo comunicó nada respecto a cómo avanza el diálogo, ni cómo pretende proseguir para intentar detener un conflicto que ya ha matado a 400.000 personas y ha obligado a la mitad de la población a abandonar sus hogares, cinco millones de ellos en el exterior del país.