La edición genética de embriones humanos para evitar que puedan ser devueltos al útero y se dé un uso controvertido de esta tecnología
Japón planea regular legalmente la edición genética de embriones humanos para evitar que puedan ser devueltos al útero y se dé un uso controvertido de esta tecnología, como el realizado recientemente por el científico chino He Jiankui.
He sorprendió al mundo cuando en noviembre de 2018 anunció que había efectuado una edición genética a dos bebés para que nacieran con una protección contra el VIH, una práctica que generó un debate internacional sobre la ética del procedimiento.
El Gobierno japonés introdujo el 1 de abril unas recomendaciones sobre el uso ético de esta tecnología para regular su aplicación en estudios clínicos, pero el caso de He alarmó a Japón, que considera necesarias medidas punitivas, informó hoy la prensa local.
El incidente sucedió pese a que China cuenta con un código propio al respecto.
El Gabinete japonés celebrará una reunión sobre bioética el 22 de abril en la que se propondrá una ley sobre la materia que establezca sanciones a los infractores para evitar un uso controvertido de la edición genética que pueda retrasar su investigación y desarrollo, dijeron fuentes gubernamentales a la agencia de noticias Kyodo.
Los Ministerios de Ciencia y Sanidad debatirán sobre los detalles específicos antes de proponer un borrador en otoño, añadió el medio.
Japón no dispone de una legislación que prohíba explícitamente la alteración de los generes de óvulos humanos fecundados.
El país asiático cuenta con directrices que prohíben la investigación clínica sobre el trasplante de embriones al útero tras la alteración genética, sin embargo, los críticos señalan que las pautas tienen lagunas, ya que no estipulan ninguna sanción y no se aplican a las investigaciones con fines médicos.
Si bien la edición genética abre la puerta a ayudar a mejorar el tratamiento y la curación de trastornos genéticos, también se teme que acabe siendo utilizada para la creación de bebés "a la carta", que podrían tener riesgos desconocidos para generaciones futuras.
Desde que en 2012 se desarrollara la técnica CRISPR-Cas9 de modificación genética, la tecnología se ha empleado ampliamente en los sectores agrícola y médico, aunque su aplicación en embriones humanos sigue siendo controvertida y está prohibida en muchos países.