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Diecinueve toneladas de sal para \"navegar\" el mar de un jardín japonés único

Un particular mar de sal, compuesto por diecinueve toneladas de esta sustancia y repartido en el crucero del histórico Hospital Real de Granada, permiten al visitante \"navegar\" a través de un jardín japonés único, que la artista Esther Pizarro confronta con distintos principios de la cartografía y

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Un particular mar de sal, compuesto por diecinueve toneladas de esta sustancia y repartido en el crucero del histórico Hospital Real de Granada, permiten al visitante "navegar" a través de un jardín japonés único, que la artista Esther Pizarro confronta con distintos principios de la cartografía y del mapa.

Esta espectacular instalación, coproducción de Casa Asia de Barcelona y Matadero de Madrid en el marco del Año Dual España-Japón, ha recalado por primera vez en Andalucía tras pasar por Matadero y el recinto modernista de Sant Pau y llegará próximamente al Museo San Telmo de San Sebastián.

Inmaculada López, directora de exposiciones de la Universidad de Granada, ha explicado a Efe que la instalación recrea los jardines de estética japonesa con características especiales y se sirve de principios de la topografía, la geografía y los territorios.


La artista ha diseñado de esta forma una propuesta expositiva que ocupa unos 400 metros cuadrados, en la que se reconstruye toda la topografía del archipiélago de Japón, sintetizada por zonas políticamente agrupadas y cargadas de simbología.

Por una parte, recoge la estructura geográfica de todo ese archipiélago y cada "isla" que lo conforma se asocia a un territorio que, en la realidad y a través de los colores, también indica la densidad de población.

Las gamas cromáticas cuentan con transiciones de zonas de verde, menos pobladas, a otras más rojas o amarillas, que son los núcleos de máxima población.

Según López, se trata de una instalación "muy compleja" a la hora de su montaje, que ha supuesto un gran trabajo porque, nada más que la sal que rodea a toda la instalación, la que el espectador pisa y transita y que simboliza el mar que rodea el archipiélago, suma diecinueve toneladas.

Los módulos que la componen también son complejos porque cuentan con gran cantidad de material liofilizados, algas y líquenes que incluso requieren un grado de humedad permanente, además de bonsáis hechos a mano, reconstruidos por la artista y que también simbolizan núcleos de población.

Esther Pizarro ha pretendido igualmente que estén recogidos los sentidos en la instalación y resulta especialmente interesante, ha dicho López, la ambientación acústica, que recoge las olas del mar y el sonido de bosques con animales.

"Es un espacio pensado realmente para la contemplación, para transitar por él, para descansar en él, se puede reflexionar y quedarse uno un tiempo", ha explicado la directora de exposiciones de la Universidad de Granada, que ha apostillado que incluso hay una instalación lumínica que va haciendo una transición del día a la noche en unos paneles que cambian de luz.

López ha destacado el éxito que, de momento, está cosechando esta instalación, por la que ya han pasado varios miles de visitantes y que ha hecho incluso que la sede del Rectorado esté abriendo por primera vez los fines de semana y períodos vacacionales.

Esta respuesta del público ha obligado a la Universidad a ampliar hasta el próximo 20 de enero el plazo para visitar la instalación, que se encuentra en el Crucero bajo del Hospital Real.

Esther Pizarro (Madrid, 1967) es doctora por la Universidad Complutense de Madrid y en los últimos años ha realizado numerosas instalaciones efímeras e intervenciones en espacios públicos como en la Exposición Universal de Shangái, la Expo de Zaragoza o el West Lake Park de Hangzhou, en China.

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